“La gente tiene una imagen determinada de lo que quiere creer, ya sea bueno o malo. Intentar convencerlos se pierde. De la frase Liz Taylor, protagonista de “Elizabeth Taylor: Las cintas perdidas” (MAX)Una de las últimas entregas de documental basada únicamente en testimonios grabados en audio, como ya se hizo en “The Capote Tapes” y “The Mystery of Marilyn Monroe: The Unheard Tapes”.
La melodiosa voz de Taylor responde a varias preguntas del periodista Richard Merriman, fallecido en 2015. Son 40 horas de grabaciones que nos permiten hacernos una idea de la personalidad de la actriz más allá de la cámara y a través de la mirada del director. Dos veces ganador del Oscar Suena seductor, inquietante y emotivo.. Rara vez duda, lo que se corresponde con su capacidad para conseguir contratos superiores de sus compañeros de reparto masculinos. De hecho, fue la primera mujer en ganar un millón de dólares por un papel.
Pero Taylor también es frágil. Significa su dedicación, búsqueda, incluso manipulación para encontrar el amor. “Me conozco a mí mismo, sé cómo salirme con la mía”Llega incluso a hablar más, hablar menos, sobre hasta dónde está dispuesto a llegar para llamar la atención o tener una relación sentimental. Así, se dejó seducir por la confianza de un productor que le pidió matrimonio el día que se conocieron, y por la debilidad de Richard Burton para sostener una taza de café debido a una fuerte resaca el primer día de grabación de “Celopetra”.
Burton fue su gran amor. El amor, sin embargo, que la nueva generación no comprende, dudo que incluso lo condenen por sus excesos. La unión entre estas dos grandes estrellas dio origen al término “paparazzi”. Los fotógrafos se disfrazan de diversas profesiones (camareros, empleados de gasolineras) para tomar fotografías. A este respecto, un entrevistador comentó que los periodistas, en cierto momento, ya no buscaban “el glamour”, que la pareja y Liz en particular habían revelado primero, sino “la destrucción del glamour”.
Es con Burton que Taylor comienza a descuidar su cuerpo y El abuso de alcohol y drogas se hizo evidente. Sin embargo, años después salió de esta situación negativa como un acérrimo defensor de los derechos de los homosexuales y se convirtió en un activista para ayudar a las personas que viven con VIH. No fue una iluminación evangélica. De hecho, desde muy joven, el héroe de “¿Quién teme a Virginia Woolf?” se hizo amigo de hombres que no podían salir del armario debido a las consecuencias de sus carreras, como Monty Clift, Roddy McDowall y Rock Hudson. .
Hoy en día, pocos se refieren a Taylor como un ícono del feminismo, pero las películas revelan cómo tuvo que triunfar en un mundo donde gobernaban los depredadores. Negociaba sus acuerdos directamente y si quería algo, iba directo a buscarlo. Se discute que sentía la necesidad de que los hombres la dominaran para poder sentir amor (afirma claramente); Su insistencia en el matrimonio incomoda a muchos (caminó 8 veces por el altar), pero la versión que ofrece en estas cintas, como él mismo argumenta y Deconstruye su comportamientoPrueba de que muchas veces creemos saber quiénes somos con el personaje público que vemos a través de la pantalla, cuando la verdad es que ni siquiera nos molestamos en darnos cuenta.