Si la lucha a vida o muerte, en los planos político, económico y social en general, tiene como objetivo la democracia, la República civil, el respeto de los derechos humanos, la justicia social y la libertad económica, todo esto si conste en el registro oficial Constitución efectiva, la lucha no podría ser más legítima y vinculante.
Especialmente cuando todo esto ha sido aplastado por una hegemonía tiránica. Ninguna indignación podrá disminuir o repeler la fuerza de esta lucha. Al contrario, debería fortalecerlo.
Es verdad que el miedo es gratis. Pero la cuestión no es dejar de tener miedo sino superarlo para seguir adelante. En mi caso, sólo represento mi conciencia. No soy el Venezuela Informa de nada ni de nadie. Pero encuentro que la gran mayoría de la gente en el país rechaza la continuidad del presente. Mis granos de arena van por ahí.
Lo cual no se limita a la negación, ni a una perspectiva negativa; también promover un cambio radical, que es un deseo positivo. No quiero juzgar ni condenar estas líneas, pero espero que todos los llamados a representar ese rechazo y ese deseo de cambio cumplan con su tarea. En este sentido, la valentía de María Corina es un ejemplo.
Dejar de luchar debido a la creciente amenaza sería como traicionar la guerra por la cobardía de la vida. Le pedí a Dios que me salvara de eso.
Por: Fernando Luis Egaña