El gobierno de Nicolás Maduro ha ordenado a sus dirigentes políticos, sociales y sindicales reaccionar ante un supuesto plan golpista con la llamada “rabieta de Bolívar”, un plan del chavismo que expertos en derechos humanos asocian con represión, detenciones arbitrarias y control social, en pleno apogeo de un año electoral.
Días después de denunciar ante la Asamblea Nacional el desguace de hasta cuatro planes golpistas en su contra en 2023, Maduro llamó a los mandos militares a estar “máximamente vigilantes” para proteger la “estabilidad” del agua.
Prometió que los golpistas acusados enfrentarían lo que llamó “la furia bolivariana de un pueblo que sabe defender su democracia, su Constitución”.
Maduro utilizó ese término por primera vez en 2020 para referirse medida Las acciones “fuertes, audaces y valientes” de su gobierno durante el primer año de la pandemia de COVID-19, en las que mencionó la detención forzosa de pacientes positivos.
Expertos en derechos humanos lo acusaron luego de copiar el modelo autoritario de China para ejercer control social y político, en un momento en que sus oponentes también denunciaban la usurpación presidencial.
Cuatro años después, Maduro volvió a invocar la “rabia bolivariana” como estrategia para proteger al chavismo de lo que describió como “un plan conspirativo”.
Sugirió que civiles y soldados en Colombia y Estados Unidos podrían haber planeado que un grupo de mercenarios llevara a cabo un “ataque” contra el gobernador del estado fronterizo de Giaihira, Freddy Bernal, en las primeras horas del 1 de enero. .
Luego, según su versión, ese grupo viajaría “en caravana” a Caracas para intentar derrocarlo. El fiscal general y exgobernador del chavismo, Tarek William Saab, anunció este lunes un pedido de detención de 14 personas por el esquema.
“Plan de rabia bolivariana contra el golpe”, dijo Maduro a los sindicatos de la industria petrolera la semana pasada, en una conversación telefónica televisada con ellos. Les ordenó estar “vigilantes” ante estos supuestos intentos.
Política de represión estatal
Marino Alvarado, activista de derechos humanos y director de la ONG venezolana Provea, dijo que entendía el anuncio del presidente de “rabia bolivariana” como una “continuación” de una política de “terrorismo” contra los disidentes del Estado.
Alvarado comentó Voz de America que esta estrategia “incluye detenciones; represión de Venezuela Informaes políticos y sociales para forzar el exilio e intimidación. Es para asustar a la gente” para que no hagan ningún trabajo voluntario antes de las elecciones presidenciales previstas para el segundo semestre de este año.
La llamada “Furia Bolivariana” fue el anuncio de nuevos crímenes de lesa humanidad.
Los casos ante la Corte Penal Internacional seguirán aumentando.
Los dirigentes gobernantes tienen la responsabilidad de restablecer la justicia.
Gozan de impunidad y arrogancia
La justicia llegará. https://t.co/OxnzR7DTG2
– Marino Alvarado B (@marinoalvarado) 20 de enero de 2024
Carlos Lusverti, profesor de derechos humanos de la Universidad Católica Andrés Bello, explica que la “ira bolivariana” hace cuatro años provocó intimidación, “cuarentena forzosa” y criminalización de las personas infectadas con COVID-19.
Este año dijo VOAMaduro desestimó el término para sugerir “medidas de acoso” y “esfuerzos de intimidación” contra Demostración cuestiones sociales, especialmente aquellas hechas para exigir mejores salarios y pensiones al gobierno.
“La complejidad es determinar si realmente toma la forma de un plan o protocolo establecido para producir un determinado tipo de acción. Los comentarios de Maduro demuestran que eso es cierto, pero no ha sido verbalizado oficialmente como tal”, afirmó.
Lusverti dijo que interpretó la referencia a la “rabia bolivariana” como un “llamado” a futuras acciones del Estado contra las expresiones de disidencia en su contra.
“Es un término interno para ellos”, dijo, señalando que el chavismo había activado los planes Guaicaipuro y Zamora para proteger la continuidad del gobierno ante las protestas de miles de manifestantes que exigían cambios de poder en 2014 y 2017.
“Estaremos en una situación muy preocupante. Lusverti señaló que estos planes se utilizan para reprimir la disidencia, la represión, el uso excesivo de la fuerza, el uso de tribunales militares” para criminalizar a manifestantes y opositores.
Estas estrategias del Estado, enfatizó, se tradujeron en “detenciones arbitrarias, la muerte de decenas de personas, denuncias de torturas y tratos crueles” en el país.
Por su parte, Alvarado coincide en que la “rabieta de Bolívar” de este año buscará “evitar protestas sociales” en momentos en que, según él, el Gobierno “no tiene voluntad” de mejorar salarios, pensiones o discutir convenios colectivos.
Según expertos en derechos humanos, otro resultado sería que el gobierno de Maduro agregara nuevos presos políticos para negociar con ellos en forma de intercambio de “chips”.
“Es un gobierno que aumenta el número de presos políticos y luego negocia en Barbados. Alvarado asegura que se trata de una “política rotatoria” en los centros de detención, argumento según el cual el Estado libera a unos presos para detener a otros.
Los fiscales de Saab confirmaron la detención la semana pasada de Víctor Venegas, docente y sindicalista de 57 años, por presuntamente “participar en actividades contra la paz de la república” y querer convertir al estado Barinas en el epicentro de la violencia.
En diciembre, el gobierno venezolano y Estados Unidos firmaron un acuerdo cambiar de detenidos como parte de estos chats en vivo, incluido el empresario colombiano Alex Saab y un grupo de estadounidenses encarcelados.
Por su parte, Alvarado dijo que las recientes detenciones fueron “una medida política que demuestra la falta de confianza que el gobierno está argumentando en la mesa de negociaciones”.