Independientemente de la temporada, las cumanas se instalan en el principal destino turístico para ofrecer los llamados cócteles y empanadas, delicias que se han convertido en un referente para las llamadas Primeras Damas del continente.
Cumaná. Durante cada temporada navideña, las mujeres de Sucre intentan mantener la tradición de vender empanadas y cócteles para ayudarlas a asegurar la prosperidad de su familia en momentos tan difíciles.
Berlini Patiño y Lesbia Boada son prueba de ello. Desde hace más de 30 años apoyan a su familia a través de la venta de empanadas y cócteles (mezclas de mariscos en diversas presentaciones), con el compromiso de transmitir sus conocimientos y sabores de generación en generación.
Patiño ha convertido su empanada en un punto de referencia en la calle Santa Rosa de Sucre capital.
“Ya somos un símbolo de Empanadas la Negra, como me decían en Cumaná”, comentó.
Destacó con orgullo que fue este negocio el que le permitió graduar a sus cuatro hijos e incluso, viene con tres de Dejaron su ciudad natal durante dos años, mientras su hija menor se hacía cargo del micronegocio familiar.
Hemos pasado por todo aquí, pero es mejor tener un sarpullido en el propio país que fuera”, dijo Patiño.
Se dio cuenta de que al principio las cosas eran difíciles y las superó con valentía.
“Cuando empecé no sabía cocinar, pero cuando tus papás te dan todo, te casas, tienes hijos, entonces tienes que pelearte con tu marido y ahora hago empanadas hasta con los ojos cerrados”, ella enfatizó.
Se dio cuenta de que las circunstancias del país habían cambiado su vida, como a todos los venezolanos, y pasó de vender hasta 30 kilogramos de harina de maíz en empanadas al día en 2017, a solo 9 kg en la actualidad.
Junto a este panorama, ella ha crecido y aunque insiste en que no quiere envejecer haciendo empanadas, no puede dejar el negocio porque las dificultades económicas la obligan a seguir operando.
Ahora, sin embargo, comparte el trabajo con su hija menor, quien cuida el auto de 16 a 20 horas, mientras ella prepara guisos, jugos y salsas. Al día siguiente, partió a las 6:30 de la zona de Boca de Sabana para abrir una empanada en el oriente de la ciudad.
El apoyo oficial para mejorar sus condiciones laborales se limitó a la donación de carritos de empanadas en 2015, pero con el tiempo tuvieron que fortalecerlo y precisamente en la temporada de diciembre, llegó el momento de darle un poco de amor.
Berlini se siente tranquila porque sabe que la tradición familiar continuará con su hermana en otro lugar cercano a la Plaza Miranda y su hija Inés Bolívar, porque ambas disfrutan lo que hacen y han aprendido que es una forma de ayudar a sus familias. .
Gracias a Dios hemos avanzado en el negocio, hemos logrado la mayoría de las cosas que tenemos, porque hemos aprendido a trabajar duro y salir adelante”, agregó Inés.
Nadie nace aprendiendo
La historia de Lesbia Boada no se diferencia de la de Berlini. Sin embargo, tuvo que mantener a toda la familia porque su marido estaba discapacitado y postrado en cama. Confía en que será su nieta quien mantenga la tradición de la coctelería en uno de los locales de la Avenida Perimetral.
Empecé mi negocio con una tina de pepitonas para ir al mercado y salir a la calle a vender, no me arrepiento, después de recibir un puesto en Perimetral, me quedé para mantener a mi familia, porque sabía que cuando no podía Aguanta más, “Ellos me cuidarán”, dijo.
Y la coctelería Perimetral es un referente para locales y visitantes cada temporada, incluidas las navideñas.
“El cóctel que preparamos lleva ostras, arrechón, calamares, pulpo, camarones pepitona, un poco de todo. Le añaden tomate, soja, ajo, salsa picante y limón, la sensación de locura la añade la licra quebradora, llamada manjar”, detalla Boada.
Admitió que no tenía conocimientos sobre manipulación de alimentos, pero aun así los preparaba él mismo.
“No se nace aprendiendo, si no empiezas a hacer cosas no aprenderás. Mi nieta sabe prepararse y cuando yo sea mayor podrá seguir como tú”, afirmó.
Precisamente, en el barrio Las Pepitonas de Caigüire, su hija es famosa por hacer cuajada, asopado y empanadas cada Semana Santa.
Ambos testimonios coinciden en que el buen trato a la clientela, además del buen sazón, es fundamental para mantenerla como referente en el tiempo.
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