El número de mujeres inmigrantes superó por primera vez el año pasado al de hombres, según un informe elaborado por las ONG jesuitas Alboan y Entreculturas, cuya versión digital se presentó el jueves en estas dos semanas en Madrid.
Titulada ‘Intocables: mujeres migrantes en conflicto fronterizo’, esta pieza pretende generar conciencia sobre la realidad de violencia e incumplimiento de los derechos humanos que viven las mujeres migrantes en Centroamérica y el Norte de África.
Entre las violencias que viven las mujeres a lo largo de estas rutas migratorias, el informe destaca la violencia física, psicológica, sexual, económica e institucional.
Una de las coautoras del trabajo, Sara Diego, define este tipo de violencia como “de género” y asegura que hay contextos de migración que facilitan a las mujeres vulnerables, especialmente en el caso de personas que viajan solas.
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“En rutas terrestres como las de África o Centroamérica, muchas mujeres aceptan la violencia sexual como el precio que tienen que pagar. A menudo, las personas que viajan solas ‘identifican’ a un hombre como su pareja y aceptan mantener una relación con él a cambio de protección”, explica a Efe Sara Diego.
Diego destacó que testimonios como estos son la “base” y el “principal valor” del informe, cuyo objetivo es “garantizar el respeto a los derechos humanos y de género” de las mujeres durante todo el “proceso de migrar”.
“Como migrantes no sabemos hacia dónde mirar”
Esta nueva versión digital interactiva de la publicación, disponible en forma impresa desde noviembre pasado, coincide con el Día Internacional del Migrante.
Según Naciones Unidas, en 2020, más de 146 millones de mujeres vivían involuntariamente fuera de su país de origen; Angie Torres, una activista colombiana de derechos humanos y ambiental, es una de ellas.
Torres (1999) nació en Buenaventura, pero pronto se mudó a Tumaco, ciudad cercana a la frontera con Ecuador y bastión del narcotráfico y contrabando en el sur de Colombia.
El “hostigamiento” que recibió su familia por parte de “grupos armados” los obligó a salir de Colombia hacia Ecuador; A pesar de las facilidades que encontraron para estabilizar su situación, Torres aún recuerda sentirse “fuera de lugar” cuando llegó al país vecino, dijo a Efe.
“Aunque existían redes de apoyo, debido a que los nuevos inmigrantes estaban en un lugar completamente nuevo, no sabíamos dónde buscar. Además, enfrentamos un “shock de xenofobia” y estereotipos sobre ser colombiano”.
Como “mujer, negra y migrante”, Torres llamó al gobierno regional a defender el derecho de asilo, el principio de no devolución y a buscar soluciones duraderas, como recoge la Declaración de Cartagena.
El Tratado Europeo de Migraciones, “lejos de” los derechos humanos
Además de la violencia de género, ‘Invisibilized’ también aborda cuestiones que surgen de ir más allá de las fronteras de Estados Unidos y la Unión Europea.
Diego afirmó que los acuerdos migratorios con terceros países como México, Marruecos o Turquía “son en sí mismos una violación continua y sistemática de los derechos humanos” y que actúan como un “escudo” para las personas en situación de vulnerabilidad.
Concluyó que en los próximos días se espera que se adopte el nuevo Tratado Europeo sobre Migración y Asilo. Su propuesta actual “está muy lejos de incorporar el enfoque de género y derechos humanos que requerimos”.