Desde la intervención en el penal de Vista Hermosa, en Ciudad Bolívar, familiares de presos denuncian que la corrupción persiste en el sistema de justicia y que las condiciones carcelarias han empeorado.
Ciudad de Guayana. “Vaya a la corte. Esto sería peor.” Esta sería una de las muchas llamadas que los presos trasladados de Vista Hermosa a otras cárceles del país enviaron a sus familiares, tras su intervención el 6 de noviembre.
Ese día, el ministro Remigio Ceballos habló con familiares que esperaban afuera del Centro de Detención Judicial de Ciudad Bolívar, conocido como el penal de Vista Hermosa, que alberga a más de mil reclusos. Les aseguró que estarían bien y que el operativo tenía como objetivo mejorar el sistema penitenciario.
Sin embargo, la queja de la familia es que no ha habido ningún cambio al respecto. realidad carcelaria.
“Muchos de ellos no tienen comida. Era mentira que fueron a un lugar y le dieron su kit personal, su colchoneta. Esos muchachos están pasando por grandes dificultades. De hecho, el viernes falleció una persona trasladada al penal de Barquisimeto. Yo estuve muy enfermo. ¿Por qué no lo dejan en Bolívar? ¿Por qué no le brindaron apoyo y primeros auxilios a ese niño? Lo detuvieron y murió”, denunció David Corrales, familiar de uno de los presos.
El precio de la libertad
Afuera del Palacio de Justicia, en Puerto Ordaz, protestaron porque había personas que estaban libres o habían cumplido sus condenas pero seguían presas.
“Los jueces no hablan. En estos tribunales existe corrupción y exigimos que se agilice el proceso. Muchos de estos chicos ya tienen dispositivos de telecomunicaciones, les han hecho pruebas psicosociales, pero, como todos sabemos, mientras los familiares no tengan los recursos suficientes, esos expedientes se archivan y nunca agilizan los casos”, agregó. .
El proceso de telecomunicaciones se refiere a que luego de cumplir las tres cuartas partes de la pena, se les realizará un examen psicosocial y se evaluará su idoneidad para reintegrarse a la sociedad o no.
“Resulta que los jueces no prestan atención a esos rescates, no prestan atención a esas pruebas psicosociales. Sólo cuando las personas, los miembros de la familia, tienen suficientes recursos para pagarles una determinada cantidad de dinero que piden, es el momento de que den libremente. En cuanto al resto, si los familiares tienen recursos limitados, olvídense que están guardando esos registros”, dijo Corrales.
Pago móvil para comer
El esposo de Yuletzis Ortiz fue trasladado a Coro, estado Falcón. Lo que sí conoce son referencias del resto de la familia: al pasar por los juzgados por donde están, la situación es peor.
Y los centros penitenciarios a los que son trasladados los presos desde las cárceles intervenidas no se libran del hacinamiento y de condiciones precarias de alimentación y salud. Una práctica que es constantemente condenada Observatorio Penitenciario Venezolano y la ONG Freedom Window.
—Tuve que hacer pagos móviles para comprar pan, jugo, comida porque se morían de hambre”.
—¿A quién envían los pagos móviles?
—Para varios guardianes idénticos.
Sin olvidar el pago a la llamada “causa”, unos 20 dólares para asegurar su subsistencia en prisión.
“¿Qué estamos buscando? Por favor que el juzgado de Puerto Ordaz se tome el tiempo de firmar los documentos que tienen que firmar, preliminarmente. Hay presos que van para allá y ni siquiera los llaman a la audiencia “Ustedes vienen aquí, ¿y qué?” te dicen es ‘vente mañana, ven pasado mañana’”, dijo Miriannis Zambrano, cuyo esposo ha sido trasladado a Mérida.
Tu situación es similar. Recibió una grabación de su esposa solicitando pagos móviles para comprar comida en el nuevo lugar de detención. De los seis años que cumplió, fue condenado a cuatro años, a la espera del proceso de telecomunicaciones para completar la pena bajo medidas preventivas.
Para el OVP, estas transferencias equivalen a violaciones más graves de las garantías constitucionales. Observatorio informa uno Retraso en el trámite 70% ya disponible en el país. Además, el hacinamiento alcanzó el 164%, agravado por el traslado de presos (unos 9.000) desde las cárceles intervenidas.