miInmortalizó al pintor peruano José Gil de Castro (1785-1837), el mulato hijo de una esclava, el emancipador José de San Martín, Bernardo O’Higgins y Simón Bolívar en una serie de retratos simbólicos en una iconografía de personajes que imitaban al liberto americano.
El mismo Simón Bolívar escribió sobre el trabajo del retratista como retratista en una carta al General Sir Robert Wilson que se había asimilado al Ejército Libertador: “Me tomo la libertad de ejecutar un retrato de mí mismo con la mayor precisión y semejanza a Lima”.
Gil de Castro es a la vez “un pintor del antiguo régimen y de la nueva república, para unos es el último pintor colonial, para otros el primer pintor republicano”, explicó a Efe en su momento Natalia Mazluf, curadora de la muestra y directora del Museo de Arte de Lima (MALI), donde se realizó una muestra del artista.
Mazlouf enfatizó que esta era la primera vez que se juntaban todas las obras dispersas del artista y que las proporciones de sus retratos serían diferentes en cada país para crear una mayor cantidad de pinturas en cada lugar.
En la época en que Gil de Castro pintaba, “había un movimiento que tenía una causa común, que era la independencia de América del Sur, las fronteras no estaban claramente definidas, las naciones no estaban totalmente definidas, y la belleza de este proyecto es que de alguna manera captura ese espíritu colectivo”, señaló Mazlouf.
El artista, nacido en Lima en 1785, se formó en “la gran tradición del retrato limeño, asociado a las familias más nobles de la corte virreinal”, describió el curador.
Más tarde, Gil de Castro viajó a Chile y era prácticamente el único retratista destacado que vivía en Santiago cuando los exiliados chilenos y las tropas argentinas dirigidas por el general José de San Martín llegaron a ese país para liberar a Chile, dijo Mazlouf.
Entre 1814 y 1824, Gil de Castro pintó la mayor parte de sus más de 165 obras en Chile, entre las que destacan los retratos del General Bernardo O’Higgins y su Alto Mando de Chile.
Mazlouf señala que hay obras en Argentina que Gil de Castro creó después de la Batalla de Chacabuco (1817), que marcó la independencia de Chile, San Martín y su cuerpo de oficiales.
“En ese momento, no había retratistas comparables en Argentina, ni en Chile, entonces en este momento de gloria para los guerreros patriotas, Gil de Castro era la opción obvia”, dijo.
En Perú, el artista creó una serie de retratos del general venezolano Simón Bolívar, que gobernó el país entre 1824 y 1827, algunos de los cuales se encuentran ahora en Caracas (Venezuela) y Sucre (Bolivia), y mártires célebres como el pescador José Olaya entre 1824 y 1824 hasta su muerte en 1824.
De vuelta en Lima, “además del famoso retrato de Bolívar, pintó retratos burgueses, ya no heroicos, de la nueva clase media en el espíritu del laicismo y del ascenso al poder de nuevos grupos sociales”, dijo Mazlouf.
En la investigación y restauración de las pinturas trabajaron expertos del Museo Histórico Nacional de Mali, Chile y del Museo Histórico Nacional de Argentina, además del apoyo de las respectivas cancillerías de los tres países.
(Este artículo fue publicado originalmente por El Estímulo en agosto de 2014)