Venezuela Informa
FundaRedes identifica como sumamente grave y alarmante la vulnerabilidad e indefensión, en la que mujeres, niñas y jóvenes de comunidades indígenas y zonas rurales de las fronteras de Venezuela enfrentan las actividades esclavistas de grupos armados irregulares y organizaciones criminales. es claro que al Estado de Venezuela no le interesa garantizar sus derechos básicos.
Según el más reciente boletín publicado por la organización titulado: “Mujeres indígenas y campesinas son víctimas de violencia por parte de grupos armados irregulares en el territorio de Venezuela”, la vida de las mujeres en las zonas agrícolas de las comunidades fronterizas e indígenas es constantemente marginada. inseguridad alimentaria y material, falta de transporte, falla o ausencia de servicios públicos, poco acceso a recursos de salud, y violencia y opresión.
“El Estado venezolano debe rendir cuentas por la violencia sistemática contra las mujeres campesinas al no prevenir la explotación sexual y laboral que conduce a escenarios de esclavitud, así como otras formas de violencia”. debido a la visión pasiva. de funcionarios y agentes de seguridad del Estado, quienes en ocasiones incluso actúan en connivencia con grupos que ejercen control sobre ellos”, señala el estudio.
De manera similar, FundaRedes destaca que la minería ilegal ha resultado en que las mujeres sean utilizadas como esclavas sexuales y laborales.
“La zona minera que rodea al Arco Minero del Orinoco se ha convertido en un caldo de cultivo para actividades delictivas como la trata de personas, la explotación laboral y sexual de niñas, adolescentes y mujeres adultas, las personas son víctimas de todo tipo de hostigamiento en el marco de su precaria vida. bajo la responsabilidad del Estado”.
Según el testimonio de activistas de FundaRedes en el estado Bolívar citado en la investigación, en las inmediaciones de la desembocadura del río Aro al río Orinoco se desarrollan todo tipo de actividades escandalosas: “Tienen muchachas que trabajan en el comercio sexual, controlado por la guerrilla. Hay tres grupos que controlan diferentes comunidades que los reclutan brindándoles una vida mejor, que se van a casar, les van a dar tierras a sus padres para que puedan cultivar y eso es (trabajar) con el ELN (Ejército de Liberación Nacional). Violaron a las niñas, algunas se escaparon, pero fue difícil, la gente tenía miedo de que las mataran”.
El estado Bolívar -asevera con muchas organizaciones de derechos humanos- se ha convertido en un lugar de tránsito y destino para mujeres y niñas víctimas de delitos como la trata y explotación sexual, la esclavitud y el trabajo forzoso, mutilaciones, desapariciones e incluso asesinatos de mujeres y niñas de todo el entorno. la mina Arco del Orinoco, bajo la supervisión cómplice de funcionarios destacados en -al menos- 17 retenes y controles de seguridad.
Las mujeres están completamente desprotegidas por el Estado
La vulnerabilidad de las mujeres -dice FundaRedes- tanto en el Arco Minero del Orinoco como en la frontera occidental colombo-venezolana sí es preocupante, pero la indiferencia del Estado es aún más alarmante.
“Cada día mueren mujeres y niñas a manos de bandas de traficantes de personas, grupos armados irregulares y bandas criminales formadas en muchos casos por policías y militares venezolanos, que se denominan organismo encargado de la protección y garantía de los derechos humanos”.
Ante estas situaciones de violencia, maltrato e indefensión, FundaRedes argumenta que el Estado venezolano no garantiza condiciones de vida adecuadas a las mujeres venezolanas que viven y trabajan en las zonas mineras y agropecuarias fronterizas y por ende no cumplen con lo establecido en la Constitución, la Ley Orgánica del derecho de las mujeres a una vida libre de violencia y la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer.
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