Venezuela Informa
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Las personas LGBTIQ+ privadas de sus libertades en Venezuela enfrentan discriminación por su orientación sexual y otras violaciones a sus derechos fundamentales, informó el Observatorio Penitenciario Venezolano (OVP) en un comunicado este viernes durante el 187° período de sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ( CIDH).
Por Carolina Alcalde /vozdeamerica.com
Carolina Girón, coordinadora del OVP, explica que, en general, las poblaciones privadas de libertad sufren “la devastación de un sistema penitenciario que se desmorona, producto de un prolongado abandono y de una crisis estructural que se agudiza con el tiempo”, debido a los altos índices de hacinamiento, retrasos en los trámites, violencia en las cárceles, aumento de las bandas criminales y una “falta total” de atención médica, de salud, medicinas y alimentación.
En 2019, unas 191 personas LGBTIQ+ fueron privadas de su libertad, según un trabajo periodístico citado por Girón.
“No hay datos oficiales disponibles públicamente sobre el número de personas privadas de libertad con un desglose por diferentes grupos. Entre las razones podemos mencionar la falta de control de los centros penitenciarios por parte del Organismo Ejecutivo Nacional, el 48% de las cárceles están bajo control de los presos”, garantizó básicamente el abogado y defensor de derechos humanos.
Según estimaciones de la OVP, ONG que desde 2002 vela por el debido respeto a los derechos humanos de las personas privadas de libertad en el país, la población carcelaria en 2022 es de 33.558 personas con una capacidad real de 20.438 plazas, distribuidas en cuarenta prisiones, y reportó “hacinamiento gravemente peligroso” del 164,19%.
Según Girón, el “temor fundado a la violencia” ha llevado a las personas LGBTIQ+ a ocultar su orientación sexual, lo que asegura “promueve la invisibilidad, la discriminación y afecta su salud física y mental”.
Además, señaló que el Código Orgánico Penitenciario que rige el sistema penitenciario interno no contiene ninguna disposición que aborde a las personas LGBTIQ+ que se encuentran recluidas en los centros por sexo de nacimiento.
La activista de derechos fundamentales Gabriela Buada afirmó ante la CIDH que las personas LGBTIQ+ están sujetas a los estragos de “condiciones hostiles” y violaciones “sistemáticas cotidianas”, lo que las hace más propensas a enfrentar problemas de salud, depresión y trastornos alimentarios. .
Karen Valera, activista de derechos humanos, destaca que la violencia carcelaria ha sido demostrada a través de la posesión de armas de guerra por “pranes” (liderazgo negativo)que “determina arbitrariamente las reglas en la prisión”.
Valera explica: “Exhiben conductas homofóbicas y transexuales, por lo que las personas LGBTIQ+ son víctimas de violencia física y verbal por parte de Venezuela Informaes negativos que las obligan a realizar acciones de limpieza, aislándolas en las peores celdas y exigiendo pago por acceso a alimentos y visitas. .” .
Además, subrayó que los funcionarios usan el apodo de “difamatorio e insultante” para referirse a las personas LGBTIQ+ y usan el aislamiento prolongado “de manera desproporcionada, como una forma de castigo por prejuicios contra la orientación sexual y la identidad de género”.
Alimentación y atención médica.
Buada explicó ante la CIDH que el Estado no cumplió con su obligación de garantizar el derecho a la alimentación de los reclusos y no suministró los requerimientos calóricos establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Dependen directamente de sus seres queridos. En ese sentido, las personas LGBTIQ+ tienen que ser impactadas de manera diferente, porque sus requerimientos son diferentes si tienen alguna condición de salud”, enfatizó.
Además, alega que “no siempre pueden contactar a sus seres queridos por la negación de su orientación sexual, expresión e identidad de género”, dejándolos en una posición más vulnerable.
Buada lo repitió La desnutrición y la tuberculosis son las principales causas de muerte en las cárceles de Venezuela.
“Es el abandono de sus seres queridos por el estigma y la negación lo que les impide recibir la atención médica mínima o el acceso a medicamentos. Advirtió a la CIDH que las personas LGBTIQ+ que viven con VIH son discriminadas y marginadas por otros privados de su libertad, e incluso por funcionarios que las consideran con SIDA.
Respecto al derecho a la salud sexual de las personas LGBTIQ+, Buada subrayó que está “restringido” por la imposibilidad de recibir examen por parte de los cónyuges.
“El interior de las prisiones no tiene acceso a condones, tampones, copas menstruales y grandes herramientas de higiene, lo que los hace más susceptibles a la infección (…) para las transicionales. El género está encarcelado durante el tratamiento hormonal, es prácticamente imposible continuar con eso, dijo.
El OVP solicitó a la CIDH que exhorte al gobierno de Nicolás Maduro a apegarse a los estándares penitenciarios internacionales para garantizar condiciones “respetadas y respetadas por los derechos humanos” y a asumir la posición de garantes de los presos, ya que se encuentran detenidos por el Estado.
En varios casos, desde su nombramiento en febrero, la nueva ministra del Servicio Penitenciario, Celsa Bautista, ha expresado en las redes sociales el “compromiso humanitario de las personas privadas de libertad”.
Activistas reiteraron que el Estado de Venezuela no ha promulgado una ley que reconozca derechos como la identidad de género y el matrimonio igualitario, a pesar de que la Constitución establece los principios de “igualdad” y “no discriminación”.
En varios casos, activistas de la comunidad LGBTIQ+ han solicitado al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que responda a diversas demandas presentadas y admitidas desde 2015 encaminadas a lograr el matrimonio igualitario y el reconocimiento de la identidad de género.
El artículo 44 del Código Civil venezolano establece que “el matrimonio no puede establecerse sino entre un hombre soltero y una mujer soltera”, por lo que solicitan la nulidad del matrimonio porque para ello es inconstitucional.