“1957 es el año en que los venezolanos perdieron el miedo”. Esta afirmación del periodista e historiador Simón Alberto Consalvi, que también forma el título de uno de sus libros, no es una exageración.
Durante 57 años, La sociedad venezolana ha logrado crear un movimiento ciudadano que aglutina diversas tendencias políticas: De los socialcristianos del partido Copei a los radicales del Partido Comunista. En un país tan volátil y polarizado como Venezuela, la unidad política rara vez se ha producido en su historia contemporánea.
Entonces, ¿por qué estos partidos y facciones dejaron de lado sus diferencias obvias y se unieron en un movimiento ciudadano único? Sencillo: impedir la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, lleva seis años en el poderSe mantendrá indefinidamente en Miraflores, apoyado únicamente por las Fuerzas Armadas.
Entonces, ¿cómo podrían hacer esto? Se beneficiaron del ambiente electoral que el propio gobierno fomentó para elecciones posteriores ese año que no fueron ni libres ni competitivas, una consulta que terminó en un completo fraude.
Entonces, ¿los participantes eran sólo partidos políticos? No, en absoluto. El derrocamiento del dictador sólo fue posible con la unidad y el apoyo de diferentes sectores de la sociedad, entre ellos la Iglesia, empresarios, sindicatos y estudiantes de la Universidad Central de Venezuela que apoyaron la lucha del 21 de noviembre. de ahí que la fecha se conmemore como el Día del Estudiante Universitario.
Por otro lado, La participación activa de la comunidad en cada uno de los actos callejeros organizados fue decisiva en la fuga del tirano el 23 de enero de 195.8.
¿Qué lograron? Nada más y nada menos que la restauración de la democracia, que comenzó con el establecimiento del sufragio universal, directo y secreto en 1945, pero que fue interrumpida por el golpe de Estado contra el gobierno de Rómulo Gallegos en la mañana del 24 de noviembre. El año 1948.
Diez años después de este desastroso ataque a la Constitución, se volvieron a celebrar elecciones presidenciales. Esta vez el ganador fue Rómulo Betancourt, quien asumió el poder en febrero de 1959 y se convirtió en el principal arquitecto del sistema de partidos democráticos.
Pero ojo, estos son sólo tres momentos de nuestro pasado que parecen coquetear con el presente. No hay nada más. La historia no puede servir como manual de instrucciones, porque es la sucesión de estos acontecimientos la que nos ha traído hasta nuestros días. Uno de los propósitos de estudiar el pasado es comprender el presente, es decir, en definitiva, el tiempo que debe ser de nuestro interés.Decidimos y actuamos. Aunque de vez en cuando el presente parece rimar con el pasado, no olvidemos que somos sujetos de nuestro propio tiempo, no de la nostalgia.