La mayoría de estos insectos se han reducido a poblaciones que apenas alcanzan los 100 individuos. Las universidades tampoco tienen suficiente personal y equipo para investigarlos.
Valencia. El Libro Rojo es el libro donde aparecen los animales en peligro de extinción y en Carabobo hay siete errores en esa lista. Carmen Andara, bióloga, entomóloga y profesora de la Universidad de Carabobo lo sabe bien.
De las siete especies de insectos, cuatro son mariposas, dos libélulas y un escarabajo. En varios años la Libro Rojo Ha incluido ecosistemas en peligro de extinción entre sus páginas.
El primero de la lista es el corsario de San Esteban, una libélula descubierta en 1921. Este insecto, también conocido como libélula de San Esteban, pertenece al filo atropada, clase insectoorden odonatafamilia son muchossexo arquitecto y en el libro está en la categoría de “en peligro”.
Andara, un experto en termitas, explica que en una escala de 0 a 10, la categoría de peligro es 3. Pero hay un problema, que sin investigadores es imposible estar seguro de si las termitas tienen un nombre. La categoría en realidad representa la realidad del animal.
20 años sin vernos
Según el investigador Jürg De Marmels, esta libélula fue vista por última vez en 2003. Además, el investigador la describe como “llamativa” debido a la coloración audaz en el pecho verde metálico, así como la presencia de manchas de color azulado en el abdomen. Su vientre es negro con reflejos verdes metalizados y las dos partes superiores también están cubiertas de luz azul. Mide unos 6,5 cm.
Esta especie es endémica del Parque Nacional San Esteban, que cubre un área de 445 km y cubre áreas urbanas. guacará, Naguanagua, Puerto Cabello y San Diego. Sin embargo, este caballo del diablo fue descubierto cerca de Choroní, en el Parque Nacional Henri Pittier (Aragua).
Su hábitat son los pozos umbrosos, arroyo del bosque, a una altitud de menos de 300 metros.
Es decir, está muy cerca de nosotros. Tal vez ese sea uno de los principales problemas, estar demasiado cerca de la civilización”, dijo Andara.
De Marmels explica en Libro Rojo para 1999 es probable que queden poco más de unos cientos de individuos. Se ha demostrado que la tala indiscriminada de árboles, que provoca una mayor exposición al sol, es la principal causa de la disminución de la población.
La fuerza de la gravedad era tan grande que dos años antes, en 1997, De Marmels no había encontrado al corsario en ninguno de los barrancos de San Esteban.
Andara explica que la contaminación de los arroyos tiene un efecto, porque las libélulas se posan en el agua limpia, no en Agua contaminada.
Asimismo, la expansión de urbanizaciones, conucos, chacras y proyectos turísticos, sin importar el impacto o la integración consciente con el ecosistema, empeorará el panorama.
El experto reiteró que, en la cadena biológica, los insectos juegan un papel fundamental entre las plantas y los animales, ya que son polinizadores pero también limpiadores ambientales.
Es difícil decir qué insectos voladores se ven afectados, cuál es más fácil de juzgar”. Este será el caso de las hormigas.
investigadores en peligro de extinción
Son pocos o nulos los estudios registrados en el país que afecten el conocimiento de la especie. Lo mismo ocurre con las universidades, donde cada vez menos gente quiere estudiar Biología.
De hecho, cuando Andara inició su posgrado en Entomología en la UCV, había siete personas en la clase. Eso fue en 2001, cinco años después de que terminara el posgrado.
La UCV quiere reabrir el posgrado, pero con menos estudiantes, menos profesores, menos equipos y menos presupuesto”.
Si a esto se suma la inyección de dinero inexistente, la investigación aún está en proceso de eliminación.
Andara se encuentra trabajando en uno de los laboratorios de Biología de la Universidad de Carabobo, donde se hizo cargo del equipo de investigación. Crónica.Uno. Allí tiene una gran colección de insectos disecados, todos con etiquetas que indican el área donde se encontró, su nombre y quién lo atrapó.
“Hay que buscar donde se puede encontrar; Si no lo encuentras, lo denuncias”, explica.
La falta de fondos es evidente en la UC no solo en el pequeño estudio sino también en el hecho de que los jeeps del Departamento de Ciencia y Tecnología, para las expediciones de la facultad, no han sido reparados en 10 años. Por cosas como esta, muchos de sus investigadores hoy en día están en otros países. “Los que nos quedamos lo hacemos por amor al arte”.
Andara no vio luz en el poco tiempo que llevó investigar el Corsario de San Esteban, el documento más documentado de la lista. Sobre los otros seis Libro Rojo Saca un cepillo ligero.
Algo similar le sucede a un termitas de carabobofue visto en la zona de Tricheras en 1920, Nasutitermes nigriceps. “Ya nadie lo ve, ni nadie continúa investigándolo, yo porque soy un experto en termitas, pero necesito dinero para cambiar de industria”.