Las exportaciones no petroleras de Venezuela a Rusia aumentarán un 453% entre 2022 y 2024, informó la vicepresidenta de la República, Delsy Rodríguez, durante su participación en el Consejo Empresarial Venezuela-Rusia celebrado este miércoles en Caracas.
“Cuando estudiamos las exportaciones no petroleras de Venezuela a Rusia, el 89% son alimentos, bebidas y tabaco. Cuando miramos lo que importamos de Rusia a Venezuela, el 46% son alimentos; 38% productos químicos; El 7% son bienes de capital para nuestros procesos productivos en diversos sectores industriales y el 9% de otros sectores”, explicó el vicepresidente.
En este sentido, señaló que Venezuela, obligada por las medidas coercitivas unilaterales que le imponen, vive el proceso de crecimiento de su economía no petrolera, lo que ha impulsado los diversos sectores económicos y productivos del país.
“Quienes intenten sacar a Venezuela del camino del crecimiento se enfrentarán a un muro de acero, que es la unión nacional para proteger nuestro futuro, nuestra prosperidad, nuestro derecho al crecimiento y el derecho a la felicidad social de los pueblos”. énfasis
inversión extranjera
Asimismo, Rodríguez aseguró al sector empresarial ruso que Venezuela cuenta con un marco legal importante para recibir inversión extranjera. “Tenemos un marco legal propio que protege a los inversionistas, invierte para desarrollar el gran potencial de Venezuela”, subrayó.
De igual forma, recordó que nuestro país cuenta con enormes reservas de petróleo, gas natural, oro, hierro, diamantes, carbón, etc. “Tenemos 20 millones de cultivos en tierras cultivables de primera. Venezuela es un país con un tremendo potencial para desarrollarse a través de inversiones seguras”, enfatizó.
También destacó que nuestro país cuenta con zonas económicas especiales donde se dan incentivos especiales en materia de impuestos e infraestructura para estimular la inversión.
“En este momento Venezuela está lista para iniciar el intercambio comercial utilizando el rublo y el bolívar. Es necesario que comencemos a abrir el camino a la construcción de un nuevo mundo pluripolar, policéntrico, donde las monedas y las economías no se creen como instrumentos para atacar a las personas, sino como un mecanismo para el crecimiento, el desarrollo y la felicidad de las personas”, afirmó. concluyó.