Cada 8 de septiembre, la Bahía de Pampata se transforma en un escenario de fe y tradición, donde pescadores de diversos pueblos del estado Nueva Esparta, junto a sus familias, rinden homenaje a la Virgen del Valle, su patrona, a lo largo de un malecón. .
Este año, más de 300 embarcaciones participaron en este emotivo viaje que simboliza la devoción y la esperanza de una comunidad unida por el mar.
El evento comenzó en la Bahía La Caranta y finalizó en los impresionantes acantilados, donde los pescadores se encontraron con una flota de barcos de la Armada Bolivariana. Juntos realizaron una ofrenda submarina a la imagen sumergida de la Virgen Marinera, gesto que reflejó la profunda conexión espiritual que sentían los pescadores con su patrona.
Durante la visita, los participantes expresaron sus sinceros pedidos a la Virgen: oraciones por una buena pesca y un mar limpio.
“Venimos a pedirle a nuestra madre que nos cuide y nos bendiga en nuestro trabajo diario”, dijo Zaira Velásquez, portavoz de Conappa de Pampata.
Además, la petición incluía un llamado a la paz para Venezuela y el deseo de que el país avance hacia la prosperidad y la transformación económica.
Este año, al evento asistieron el Ministro de Pesca, Juan Carlos Loyo, y el Presidente de INSOPESA, Jorge Taján, entre otras autoridades del Gobierno nacional.
Su participación subraya la importancia de esta tradición no sólo para los pescadores, sino también para la identidad cultural del estado Nueva Esparta.
“Es un fervor autóctono, amor, cariño y fe de los pescadores hacia la Virgen del Valle. Con ese sentimiento, los pescadores salen cada día al mar a buscar en ese vasto océano azul el alimento que lleva a los venezolanos a sus platos, y este homenaje es una forma de agradecer a Dios y a la Virgen del Valle por sus bendiciones. Dijo el presidente de Insopescar durante la visita.
Creencias y tradiciones
La celebración, que se mantiene viva desde hace más de dos décadas, es un recordatorio del vínculo inseparable entre la comunidad pesquera y su santo patrón. Con el mar como testigo y la Virgen del Valle como guía, los pescadores de Nueva Esparta continúan navegando con fe, manteniendo viva una tradición que trasciende generaciones.



