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Los caminos de mi vida se estrecharon a medida que avanzaba. tiempo. Llegaré al final sin levantar más bandera que la de mi última derrota… (Estas son las palabras de un hombre triste enterrado en la soledad)
Mirar la vida es ir mucho más allá de ella; Es confirmar que nada es eterno, todo envejece, hasta el gran sauce se inclina ante él. paso del tiempo implacable, acabando con todo… El destino poco a poco nos invita a ver el coche que nos llevará más allá del tiempo hacia el horizonte desconocido del más allá; Todos informarán su propio pronóstico del tiempo desde su propia perspectiva hasta el final…
Es el tiempo que se encarga de pelar el árbol y producir frutos y flores, el tiempo que acelera nuestros relojes, el tiempo de las plantas que roe y aplasta con su mano traicionera, ofreciendo la cosecha a quienes siembran. amargura. Todos estamos mirando la misma vista desde una perspectiva diferente, desde otro tiempo, desde otro punto, desde otro sueño, desde otro ideal. Pero la vista es la siguiente. la gente inevitablemente envejece. Cuando pensamos en los mechones plateados de nuestro cabello frente al espejo, nos recuerda las incertidumbres de nuestra infancia, recordamos la vivacidad de nuestra energía y experimentamos el desgaste con cada hora que pasa, transformando la existente en una nueva vida. Por mucho que el individuo y la sociedad quieran escapar de la continuidad rítmica del tiempo, lo único que conseguirán será agotar sus fuerzas ante la imposibilidad.
Pocas personas disfrutarán una vejez felizOtros serán atacados por enfermedades y excluidos de la sociedad, el Estado y sus propias familias. Una persona que ha vivido toda su vida brindando su atención, apoyo, esfuerzo, conocimiento y amor de manera inhumana, se convierte en una molestia, un desperdicio de humanidad, cuando llega a la edad adulta. No tiene el respeto del Estado ni de la sociedad, ni la comprensión de la familia, ni una pensión razonable y justa, ni la protección de un seguro médico que le permitiría pasar sus últimos años en paz. -Se pierde la fuerza, no se pierde ni la razón ni el derecho a la vida-
Ante la abrumadora y cruel indiferencia del mundo, al anciano sólo le queda no darse por vencido, sino continuar la lucha para intentar aligerar sus cargas; si logra penetrar esa oscuridad humana que le regala aunque sea una imagen borrosa. La silueta de un futuro orgulloso. Estos son los hechos transición de un día a otroEs la vida difícil de los ancianos que, si bien fueron compañeros prósperos en su tiempo para servir, reír y compartir, en su decadencia no tienen compañía, ni amor, ni compañía, ni luto.
¿Qué les queda? pagar el alto precio haber vivido para los demás y al final de sus vidas confían sólo en la esperanza, en esa gracia fecunda que ilumina lo terrible y esparce fragancia… Estos viejos no llegarán al cielo con dinero, títulos, condecoraciones, vendrán cargados de muchas heridas. .
Ya no tendrán que soñar ni esperar, sus latidos se detendrán, todo habrá terminado para él, todo, hasta el precio de todo este dolor… Tal vez lo dejen con ellos. sueños irrealizables o el malestar de no poder terminar de leer su último libro, La caída de las hojas…
Amanda Niño P.
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