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separación entre estadoEl gobierno y el partido gobernante son los pilares de una democracia funcional. En teoría, el Estado debería representar a todos los ciudadanos, el gobierno debería gestionar los asuntos públicos de manera justa y equitativa, y el partido gobernante debería ser un grupo con una ideología específica que ostente temporalmente el poder. Hemos visto a lo largo de la historia que no distinguir entre las tres estructuras mencionadas anteriormente conduce a la corrupción, el abuso de poder y la erosión de los derechos democráticos.
El estado es una entidad permanente que representa al estado. organización política, legales y administrativas de un país. Incluye instituciones como el poder judicial, las fuerzas armadas y otras organizaciones públicas, independientemente del gobierno en el poder. El gobierno es un conjunto formado por instituciones e individuos que ejercen el poder ejecutivo dentro de un Estado durante un período determinado y son elegidos por los ciudadanos directamente o a través de sus representantes. El partido político en el poder es la organización que gana las elecciones y por tanto tiene la responsabilidad de formar gobierno. En la mayoría de los casos, puede ser un partido único o una coalición de partidos.
Cuando los límites entre estas entidades se vuelven borrosos, el resultado es un peligroso deterioro de sus funciones. En un sistema donde el gobierno controla el aparato estatal, las instituciones públicas se convierten en instrumentos del partido y pierden su imparcialidad y eficacia. No se trata sólo de adelgazar credibilidad del estadopero también socava la confianza del público en las instituciones que se supone deben proteger sus derechos y servirles de manera justa. Países con democracias consolidadas, como Alemania y Canadá, muestran cómo la clara separación entre estas instituciones fortalece el sistema democrático, mientras que en otros contextos, como ciertos países de Asia o África, la confusión entre ellas conduce a la corrupción de los gobiernos y la corrupción. opresivo.
Uno de los aspectos más dañinos de la falta de distinción entre Estado-gobierno-poder es la transformación social. empleados públicos Se convirtieron en herramientas del partido en lugar de funcionarios públicos. En un sistema democrático sano, los empleados públicos deben actuar con imparcialidad y servir al interés general, independientemente del partido que esté en el poder. Sin embargo, cuando los empleados públicos son percibidos como empleados del partido gobernante o son obligados a actuar como tales, el profesionalismo y la meritocracia se erosionan y se pone en riesgo la calidad del servicio que brindan al público.
Este fenómeno tiene consecuencias desastrosas a largo plazo.. meritocraciaEl arte de gobernar, que debería ser la base de la administración pública, está siendo reemplazado por el nepotismo, donde los empleos y los ascensos se otorgan en base a la lealtad política más que a la capacidad. Esto no sólo reduce la eficiencia del gobierno, sino que también fomenta la corrupción, ya que los empleados sienten que deben ser leales al partido y no al Estado. Además, tales prácticas socavan la confianza de los ciudadanos en la imparcialidad del gobierno al fortalecer la percepción de que las instituciones públicas son depredadores políticos.
Es inevitable que no exista distinción entre Estado-gobierno-poder. concentración del poder en manos del partido ¿quién está en el poder? Sin controles y equilibrios efectivos, este partido puede manipular las instituciones para mantenerse en el poder, eliminando así la competencia política y socavando el pluralismo necesario para la democracia. La concentración de poder crea un entorno propicio al autoritarismo, donde las voces disidentes son silenciadas y la disidencia es sistemáticamente desmantelada.
Es posible ver ejemplos de este proceso en muchos países del pasado. De democracias frágiles a regímenes autoritarios. La falta de discriminación en estos casos permitió al partido gobernante controlar todos los aspectos de la vida pública, desde los medios de comunicación hasta el sistema judicial, privando a los ciudadanos de los medios para defender sus derechos y libertades. Esto muestra que la separación de Estado, gobierno y partido no es sólo un principio abstracto, sino también una garantía fundamental contra la tiranía.
Termino diciendo que no hay distinción entre Estado-gobierno-poder. tiene consecuencias devastadoras para la democracia y el bienestar de la sociedad. La concentración del poder en manos de un solo partido debilita el pluralismo y abre la puerta al autoritarismo. Es esencial que las democracias preserven esta separación y fortalezcan las instituciones que permiten al Estado servir al pueblo y no a los intereses de un partido político. Sólo así podremos garantizar que las instituciones democráticas sigan siendo fuertes y capaces de resistir el ataque del autoritarismo.
Noel Álvarez
Coordinadora Nacional del Movimiento Político GENTE
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