En Chile el día de las elecciones se celebró con comida. Los venezolanos compartieron algo de su gastronomía nacional para colaborar en el proceso de este domingo.
Santiago de chile. Con los brazos abiertos al cielo y una sonrisa en su rostro, doña Beatriz mitigó el hambre de decenas de personas que se congregaban en el acto electoral cerca de la estación Inés de Suárez, en la comuna de Providencia, en la Región Metropolitana.
“Ésta es mi sopa de la libertad”, dijo Beatriz Carrillos convencida y muy feliz, rodeada de dos trabajadores del Censo de Chile que al pasar le agradecieron el gesto. “Viva Venezuela. ¡Te deseamos lo mejor!” Las autoridades deseaban que la señora Beatriz fuera trasladada.
Más de cien litros de sopa fueron colocados en el fogón al calor de su hogar, con la participación de toda su familia. Su hija, su yerno y otros miembros de su grupo se involucraron con él. “Además de mi hijo en Chile, también tengo un hijo en Estados Unidos. “Lo veremos en Venezuela también para tomar esa sopa caliente con la familia”.
Cuando se le pregunta qué significa Chile para él, hace una pausa y piensa. La Sra. Carrillo abrió los brazos con cada sopa entregada y dijo: “Chile también es mi país y lo amo mucho por recibirnos y abrirnos los brazos”.
armado con su arepa
Con arepa dominó. Sí, la popular caraota con queso llanero envuelta en papel de aluminio (otra vez) fue presentada por Armando Oviedo en el centro de votación de la Embajada de Venezuela en Santiago de Chile. De su brazo izquierdo colgaba un casco motorizado, lo que hacía mucho más evidente el trabajo de los venezolanos en el exterior: mensajero o repartidor. Con toda esta vestimenta y lenguaje corporal destacó entre los votantes el domingo 28 de julio como símbolo de la venezolana y la inmigración.
Armando no forma parte de un pequeño segmento de menos del 1 por ciento de los venezolanos con derecho a voto en Chile. Su situación es similar a la de más de 500 mil ciudadanos que se ven impedidos de participar por falta de algún documento, como pasaporte vigente o residencia temporal, entre otros documentos. Pero nada de esto apagó su entusiasmo. El joven, que creció en Maracaibo, estado Zulia, contagiaba a todo aquel que pasaba a su lado.
“Estoy aquí con todo mi pueblo, estoy con los que pueden votar, los que no pueden votar y los que quieren votar. “Me gano la vida en este país poniendo alarmas, mosquiteros mojados, mosquiteros secos”, dice Oviedo, apretando con el puño el aluminio que envuelve su arepa.
Sin embargo, como ocurre con todo, la migración tiene altibajos. “Por eso vine aquí el 28 de julio, porque mi mayor deseo es pasar una Navidad más con mi familia, porque el voto de quienes vengan a la Embajada de Venezuela a participar puede representar el reencuentro que necesitamos todos los que nos hemos ido. “Es el país más grande del país”, dice Oviedo, en referencia al fenómeno migratorio que ha convertido a Chile en el tercer país en aceptar venezolanos.
pocos eventos
Según el Comando Venezolano, el proceso se desarrolló con normalidad salvo dos casos. Particularmente el de Adriana Romero, ciudadana venezolana que reside en Chile y reside en la ciudad de Santiago desde hace 14 años.
“Llegué a mi colegio electoral en la Embajada de Venezuela por primera vez en catorce años y me dijeron que me trasladaban del centro a otro lugar. Pero no en Chile, sino en San Antonio de Los Altos en la provincia de Miranda”, denunció Romero.
Un total de 2.659 venezolanos obtuvieron el derecho a decidir frente a la tarjeta electoral en cinco colegios electorales de la ciudad de Santiago. El proceso continuó en medio de banderas tricolores y miradas solidarias de los nacidos en las tierras de Isabel Allende y Gabriela Mistral.