En el programa quincenal Runrun.es, El Pitazo y talCual, defensores de derechos humanos y periodistas evaluaron el alcance del proyecto de ley presentado por el chavismo en la Asamblea Nacional a principios de abril. Coincidieron en que esta herramienta tiene como objetivo criminalizar la disidencia, limitar la libertad de expresión y violar el derecho a la protesta.
Autor: Francisco Zambrano
El 2 de abril, Proyecto de ley contra el fascismo, el neonazismo y manifestaciones similaresun instrumento que incluye 30 artículos y prevé penas de hasta 12 años para quienes promuevan actos vinculados al fascismo.
Este martes 9 de abril se llevará a cabo la quinta edición de ConversaciónEl espacio de Alianza Rebelde Investiga (ARI) está formado por Runrun.es, El Pitazo y talCualtitulado Cómo nos afectan a todos las leyes antifascistas.
En el programa moderado por la coordinadora de ARI, Ronna Rísquez, y al que asistieron el director de Runrun.es, Luis Ernesto Blanco; El Pitazo, César Batiz y talCualVíctor Amaya, defensores de derechos humanos como Laura Louza de la ONG Acceso a la Justicia y Marino Alvarado del Programa Educación-Acción en Derechos Humanos de Venezuela (Provea), cuestionaron el instrumento jurídico que pretende aprobar el gobierno de Nicolás Maduro.
“Esta ley es un antes y un después en Venezuela, cambia el sistema penal, lo convierte en algo completamente represivo y sin garantías”, dijo Louza.
Durante una comparecencia en el Congreso para promover la legislación, la vicepresidenta de la República, Delcy Rodríguez, definió al fascismo como un “método de violencia política” y señaló como ejemplo las protestas antigubernamentales de 2014 y 2017.
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Entre los aspectos que llamaron la atención de los miembros de la sociedad civil, destacaron penas de ocho a 12 años de prisión y pérdida de la condición de funcionario público para quien “exigiera, convocara, alentara o cometiera actos de violencia”.
También se prevén multas de hasta 100 mil dólares para medios electrónicos o impresos que difundan mensajes fascistas, revocación de franquicias de canales de televisión y radio y disolución de partidos políticos que fomenten este tipo de conductas.
“Esta ley es parte de un marco legal que comenzó a establecerse desde la administración del presidente Hugo Chávez y tiene como objetivo estrechar el espacio para la disidencia, criminalizar las voces críticas y darle legitimidad a una represión que ha alcanzado proporciones criminales. por la Misión de Investigación de las Naciones Unidas”, dijo Alvarado.
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Al igual que la Ley Antiodio existente, la ley antifascismo propuesta por el chavismo incluye conceptos generalizados, amplios y subjetivos.
“Son conceptos jurídicos indefinidos y es algo que no debe considerarse conducta punible porque da lugar a cualquier conducta que sea delito”, afirmó Louza.
Según Amaya, ésta es la ley del riesgo, no la ley de la realidad. “Legalmente, castiga las intenciones”.
Para Blanco, el proyecto encarna la ambigüedad y tiene “todo el espíritu de un Estado totalitario”.
Pero el madurismo se defiende y sostiene que la ley es necesaria porque durante los últimos 25 años ha habido sectores “que recurren a la violencia como forma de acción política”.
Además de amenazar la libertad de expresión y asociación, este instrumento legal también criminaliza las protestas y otorga a los funcionarios el poder de dispersar las manifestaciones incluso antes de que tengan lugar.
“La criminalización del pensamiento es muy grave porque pone fin a la libertad de expresión y de asociación”, afirmó Louza. Esta ley legitima la represión de todo aquel que piense diferente”.
Batiz puso como ejemplo la represión a los disidentes, la reciente detención de cuatro personas en el estado Mérida por enviar mensajes de WhatsApp criticando la gestión del gobernador Jehyson Guzmán.
Para Alvarado, la aprobación de este proyecto de ley constituye otro revés para la democracia venezolana.
“Si este proyecto se convierte en ley, creará mayores riesgos para los Venezuela Informaes sociales y políticos, así como para cualquiera que pretenda proteger algún derecho”.
¿Otro Dakazo?
En La Conversa también hay espacio para analizar la detención del exministro de Petróleo, Tareck El Aissami, quien luego de un año de desaparición fue considerado por el gobierno de Maduro como una especie de trofeo anticorrupción.
El “arresto” de El Aissami ha sido comparado con el “Dakazo”, el período en el que el incipiente gobierno de Maduro obligó a las tiendas de electrodomésticos Daka a vender por debajo de los precios normales en vísperas de las elecciones municipales de 2013.
También consideraron una posible estrategia de acuerdo con Estados Unidos, cuyo sistema judicial ofreció una recompensa multimillonaria a El Aissami por supuestamente “desempeñar un papel importante en el tráfico internacional de drogas”.
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