Venezuela es el mayor país petrolero del mundo en términos de reservas probadas, las cuales pueden recuperarse con alta seguridad técnica y económica. El país sudamericano posee cerca de 300.000 millones de barriles de petróleo, lo que representa el 18% del total mundial. Esta cifra supera a Arabia Saudita, Canadá, Irán o Rusia, que son las otras grandes potencias petroleras, constató La Rezan.
La mayor parte del petróleo de Venezuela se concentra en la Faja Petrolífera del Orinoco, una vasta área de unos 55.000 kilómetros cuadrados, ubicada en el sur del país, a lo largo del río Orinoco. Es una zona de gran biodiversidad y rica cultura, donde conviven diversas especies animales y vegetales junto a comunidades indígenas y campesinas.
La Faja del Orinoco contiene alrededor de 270.000 millones de barriles de petróleo pesado y extrapesado, un tipo de crudo que tiene menor calidad y mayores costos de producción que el crudo convencional porque requiere procesos especiales para extraerlo y refinarlo. Este aceite se caracteriza por tener una alta viscosidad, una baja densidad y un alto contenido en azufre y metales.
El potencial petrolero de la Faja del Orinoco fue descubierto en 1936, pero no fue hasta el año 2000 que comenzaron los planes para explotar sus recursos. Pero la producción petrolera de Venezuela ha disminuido en los últimos años debido a las sanciones estadounidenses, la falta de inversión, la crisis económica y la inestabilidad política.
El petróleo es el recurso más importante y buscado del planeta. Su uso es esencial para el desarrollo de la economía mundial, ya que se utiliza para generar electricidad, transportar mercancías y personas, fabricar productos químicos y plásticos. Sin embargo, el petróleo no es un recurso renovable y su extracción tiene un alto impacto ambiental y social.
Según la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), las reservas mundiales de petróleo crudo se estiman en unos 700 mil millones de barriles, lo que significa que podrían disminuir para 2040, si continúan las tasas actuales de consumo. Sin embargo, esta cifra es incierta y depende de muchos factores como la tecnología, el precio, la demanda y la geopolítica.