Venezuela Informa
Orfa Pineda lleva ocho años visitando hospitales públicos de Caracas para pedir la cirugía de su hijo Josué, quien lleva más de la mitad de su vida sin poder comer ni beber por la boca.
A través de VOA
A Josué, de 13 años, le diagnosticaron leucemia cuando tenía tres años y ahora está en remisión. Según los médicos, mientras luchaba contra el cáncer, se le formaron dos fístulas, una especie de agujero, en el esófago y la tráquea, que requirieron una intervención de emergencia.
“El niño se va a morir en cualquier momento”, dijo a Voz de América la mujer de 52 años desde su casa en Petare, un barrio pobre de Venezuela donde Josué es alimentado a través de una sonda.
“Me da tristeza, me siento impotente, porque mi hijo ha superado lo peor, lo más difícil, el cáncer (…) y ahora estamos haciendo estupideces”, continuó costumbre. “Cuando el médico me dijo que si no lo operaba podría morir, ¿cómo me sentí como madre? “Enojado.”
Del 2023 al 2024, Pineda visitó al menos cuatro hospitales públicos y la respuesta fue siempre la misma. “’No hay quirófano (cirugía), dicen que no hay terapia (intensiva), no hay cirujano de mama, el quirófano está contaminado, no hay aire en el quirófano’. Siempre hay miles y miles de excusas”, lamentó.
La cirugía que necesitaba Josué “consiste en cerrar las fístulas. Al cerrarlas, la comida no entrará a sus pulmones y podrá comer por la boca”.
Pineda dijo que hace unos años preguntó cuánto costaría la cirugía en una clínica privada y le salió entre $5.000 y $6.000, una cantidad inalcanzable para esta mujer, que se gana la vida organizando loterías vecinales para pagar alimentos y medicinas.
Su marido es trabajador, su salario no es fijo.
Las ONG apoyaron a la familia donando algunos medicamentos.
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