Estados Unidos dijo que la detención de Rocío San Miguel, así como la de sus familiares, siguió la tendencia de Nicolás Maduro de “detenciones arbitrarias de activistas por la democracia”. La propia Misión de Investigación de las Naciones Unidas ha documentado estas prácticas.
Actores de la comunidad internacional condenaron la desaparición forzada de la defensora de derechos humanos Rocío San Miguel y pidieron su liberación inmediata.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que le dictó medidas preventivas en 2012 por acoso e intimidación a ella y a su hijo por su trabajo en Control Ciudadano, es una de las primeras instituciones en pronunciarse sobre el caso.
En su cuenta oficial X, la organización llama “al Estado a informar sobre su paradero y velar por el respeto a las garantías judiciales y la presunción de inocencia”.
Amnistía Internacional también dijo lo siguiente: “Pedimos respeto a la integridad física y psicológica de Rocío San Miguel y su familia, por su acceso a un abogado, por el derecho a defenderla y protegerla de malos tratos y torturas”.
Por su parte, Estados Unidos hizo una declaración considerado “tibio” por elementos de la sociedad civil, pues si bien expresó que el accionar de los agentes de inteligencia contra San Miguel fue preocupante, dijo que tanto su detención como la de sus familiares siguen la tendencia “de Se trata de detenciones claramente arbitrarias. de actores democráticos »
La Embajada de Estados Unidos en Venezuela continuó: “Nos sumamos a la comunidad internacional para pedir la liberación de todos los presos políticos, el fin de la detención de sus familiares inocentes y el retorno a los compromisos establecidos en el Acuerdo de Barbados”.
Además del gobierno de Joe Biden, el gobierno del uruguayo Luis Lacalle Pou al menos mencionó el caso de Rocío San Miguel, jefa de la ONG Control Ciudadano y experta en asuntos militares, de seguridad y de seguridad nacional.
Incluso la vicepresidenta Delcy Rodríguez lo atacó por decir en el mismo comunicado que en Venezuela “hay una dictadura”.
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El arresto del activista se produjo el 9 de febrero en un contexto de reducción del espacio cívico y escalada de la represión por parte del régimen de Nicolás Maduro. La acusan de estar involucrada en el caso “Armas Blancas”, uno de los cinco complots que actualmente investiga el régimen de Nicolás Maduro.
Desde enero, el Ministerio Público ha girado órdenes de aprehensión contra periodistas y defensores de derechos humanos por su presunta participación en presuntas tramas, de las cuales, dicho sea de paso, no presentaron pruebas.
Y eso sin contar que en el Congreso, de mayoría chavista, se discute un proyecto de ley que restringe las actividades de las ONG.
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