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La inseguridad alimentaria severa entre los venezolanos aumentó en 2023 y más 45,2% de la población, equivalente a 13 millones de personas. Es decir, casi la mitad de los ciudadanos no tienen ninguna fuente de alimento y actualmente se encuentran en estado crítico, afirmó el más reciente informe de HumVenezuela.
Por Luna Perdomo / talcualdigital.com
Si bien los datos mostraron que la disponibilidad de alimentos aumentó 4 puntos porcentuales, de 44,4% a 48,4% respecto a 2022, los bajos ingresos impidieron que las familias pudieran acceder a esos alimentos, porque el salario mínimo es de solo 130 Bs, equivalente a 3,62 USD. según la tasa oficial del Banco Central de Venezuela del 11 de enero; No alcanza para cubrir la canasta alimentaria, que en noviembre pasado se ubicó en $522,01; Esto provoca que el ser humano busque soluciones alternativas para sobrevivir y poder obtener alimentos.
«Las familias sacrifican todo lo relacionado con la salud y la educación para comer. Alrededor del 75% de las familias gastan más del 50% de sus ingresos en alimentos, comenzaron a vender sus pocos bienes para intentar complementar sus ingresos y comprar algo de comida; esto hace que la vulnerabilidad de estos hogares sea muy alta”, explica Maritza Landaeta, investigadora en creación de modelos, planes de crecimiento nutricional y nutrición.
La inseguridad alimentaria se expresa en cifras
El 91,6% de los hogares utiliza estrategias de supervivencia para mantenerse, reducir su presupuesto o aumentar su carga de trabajo.
El 87,6% de los hogares tiene peor calidad y variedad de alimentos.
El 86% de los hogares no tiene presupuesto suficiente para comprar alimentos.
El 83,6% no tiene suficientes alimentos debido a los altos costos.
El 61,9% paga por bolsas del Comité Local de Abastecimiento y Producción (CLAP) que son comestibles, aunque estos productos no cumplen con los estándares nutricionales.
El 41,1% de las familias combinó estrategias como sacrificar gastos, agotar los medios de vida o limitar el consumo de alimentos.
El 13,8% de los hogares tiene miembros que trabajan para ganarse la vida en alimentos.
Entre el 10,3% y el 12,3% de las personas encuestadas recibieron alimentos provenientes de donaciones o regalos.
En el 9,5% de los hogares hay miembros que migran para ganarse la vida.
En el 4% de los hogares consultados se adquirieron alimentos caducados.
En el 3,5% de los hogares, algunos miembros tuvieron que comer fuera (presumiblemente para proporcionar alimentos).
El 1,5% de los encuestados comentó sobre el intercambio de género por comida.
Más afectados
Maritza Landaeta, coordinadora de Fundación Bengoa y de Observatorio Médico Venezolano (OVS), explicó que toda la población se ve afectada, pero añadió que la inseguridad alimentaria afecta directamente la calidad de vida de niños, mujeres embarazadas y ancianos. Aseguró que debido a esto “La mortalidad infantil ha aumentado en cifras elevadas”.
Sin embargo, en el país no existen datos oficiales sobre diversos indicadores de salud desde 2016 cuando se publicó el último boletín epidemiológico. En ese momento, la tasa de mortalidad infantil aumentó de 2000 a 2016 del 19,4% al 20,23% por cada 1.000 nacidos vivos; lo que se traduce en un aumento del 4,3% durante ese período.
Los estragos de la creciente inseguridad alimentaria son evidentes en la desnutrición aguda y crónica de los niños menores de 5 años; Esto es perjudicial para el desarrollo físico de los niños y puede afectar al desarrollo cognitivo, detalla Landaeta. Según investigaciones de diversas organizaciones, entre el 30% y el 35% de la población infantil cae en esta condición a falta de un informe nacional emitido por el gobierno.
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