Para desesperación de los migrantes que han estado en Juárez por hasta siete meses sin hacer una cita con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos, los refugios en la ciudad están descubriendo que tienen empleos, lo que representa apoyo económico y psicológico.
En el caso de Casa del Migrante, el albergue privado más grande de Ciudad Juárez, una empresa fabricante de cajas de cartón y una tienda de conveniencia emplean a 30 personas en movimiento.
William Galea, un venezolano que llegó a Juárez hace tres meses con su esposa e hijos, señala que para ellos ir a trabajar es un alivio espiritual y económico.
“No estamos acostumbrados a estar completamente confinados, es molesto querer entrar rápido porque queremos la cita pero no se cumple. Emocionalmente nos sentimos abrumados”, dijo a Efe el migrante mientras ayudaba en las labores de cocina de la Casa del Migrante.
Aguarda consuelo para los inmigrantes
Galea enfatizó que el trabajo les da dinero para cubrir sus necesidades en Juárez, al mismo tiempo que lo envía de regreso a sus familias que quedaron en extrema pobreza en Venezuela, al mismo tiempo que los ayuda a aliviar el estrés de mudarse poblar.
“Es un alivio porque sentimos que de esta manera muchos despejamos un poco la mente trabajando y al darnos otras tareas liberamos la mente de tantas cosas por las que hemos pasado. “Hemos pasado por muchas experiencias”, dijo a Efe el padre de familia, quien dijo sentirse devastado al ver a los muertos y a sus compañeros caer del tren en el que habían abordado para llegar a la frontera.
Ivón López de Lara, coordinadora del albergue católico La Casa del Migrante, advirtió que la desesperación ha llevado a más de 130 personas a abandonar sus instalaciones en los últimos días para entregarse en la puerta 36 del muro fronterizo entre Juárez y El Paso (EE.UU.)
“Hubo mucho sufrimiento porque querían salir del albergue porque les dijeron que una de las puertas estaba abierta. Tienen mucha incertidumbre, porque quieren cruzar la frontera ilegalmente sin esperar una cita”, dijo el activista de La Casa del Migrante.
Exigen atención a autoridades mexicanas
Sin embargo, señaló que afortunadamente hay empresas que han hecho esfuerzos para coordinarse con el Instituto Nacional de Migración y solicitar permisos de trabajo para personas migrantes.
“Ahorita gracias a Dios tenemos maquiladoras y Del Río (cadenas de tiendas de conveniencia) que están estables y arregladas. Están trayendo a trabajar 20 o 30 personas por día, y les guste o no, eso apoya a los migrantes para cubrir las necesidades que traen”, explicó.
López enfatizó que el dinero que ganen con estos trabajos lo enviarán de regreso a sus familias en el extranjero, ya que el albergue les brinda todo lo necesario para quedarse, y agregó que este tipo de empresas están disponibles y la disposición para contratar migrantes es muy diversa.
“Tenemos un restaurante, un lavadero de autos, allí también nos apoyan. Tienen permiso de trabajo, están aliados con el Servicio de Migración, hacen todos los trámites para cumplir con la ley y disfrutar de todos los beneficios que debe tener un trabajador”, puntualizó.
Desde la última semana de diciembre, el número de migrantes que llegan a los refugios ha disminuido de 80 por día durante la temporada alta a sólo ocho o 10, dijo López de Lara, en gran parte debido a las temperaturas gélidas en el norte. de Mexico.
Actualmente, La Casa del Migrante tiene capacidad para unas 170 personas de su capacidad normal de 400, aunque han conseguido acoger a más de 1.300 personas en momentos de emergencia, convirtiendo capillas y aulas en dormitorios en ocasiones de mayor demanda.