La paz es la base esencial de los intereses comunes, especialmente dentro de las naciones. Pero la palabra paz debe tener un buen significado para que no se convierta en una palabra vacía, una palabra barata que los poderosos utilizan como moneda de cambio.
Sin justicia no hay paz. Esta afirmación repetida se hace evidente cuando un país ha sido víctima del despotismo y la explotación del poder. Una realidad tan terrible no puede ignorarse bajo el falso pretexto de la reconciliación. La justicia no es venganza. Es importante poder construir un Estado de derecho para buscar la paz.
No puede haber paz cuando el crimen organizado se fusiona con el poder establecido. La experiencia de tantos países lo demuestra hasta la saciedad. Tampoco puede haber paz sin desprecio por los derechos humanos.
La paz no es sólo la ausencia de conflicto. Es consecuencia de la tendencia a respetar los derechos de los demás, como decía Benito Juárez; al gran valor de vivir juntos aceptando las diferencias; la voluntad de hacer el bien y resistir el mal, en términos de derecho, sentido común y fe trascendente.
Esa es la paz necesaria. Y debes buscarlo con esfuerzo y determinación. La paz del mal y de las palabras astutas no es paz sino destrucción disfrazada de paz. Nadie quiere eso, excepto aquellos a quienes les importa la continuidad y la impunidad.
La paz necesaria no vendrá por ósmosis, ni tampoco por un arrepentimiento sincero. Debes luchar con todas tus fuerzas para lograrlo y mantenerlo.
Por: Fernando Luis Egaña