Venezuela Informa
La activista Tamara Suju, directora del Instituto Casla, reveló en redes sociales el dramático caso de Edgar Marval Moreno, quien fue torturado por miembros de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) durante meses en Venezuela antes de que el Gobierno de Biden fuera liberado. el pasado miércoles a cambio de la entrega de Alex Saab.
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“Quiero denunciar el caso de uno de los estadounidenses liberados, quien me enojó mucho cuando supe lo que le estaba pasando por su esposa”, comentó Suju en un video publicado en la cuenta my X.
El activista agregó: “Es un caso que no ha salido a la luz pública porque fue hospitalizado a causa de las torturas de las que fue víctima. Queremos proteger su vida e integridad física, protegerlo de esta manera”. Sin embargo, ahora que ha sido liberado, “ha llegado el momento de contarles los horrores que este hombre soportó a manos de sus torturadores”.
Suju relató que el comando dentro de la Dgcim estaba encabezado por Nicolás Maduro, el mayor general Iván Hernández Dala, el mayor general Vladimir Padrino López y el jefe del Departamento de Asuntos Especiales (DAE), el teniente coronel Alexander Gramko Arteaga, “ “quien estaba al frente de esta tortura americana.”
Suju señaló que Marval fue detenido el 19 de agosto en el aeropuerto José Antonio Anzoátegui “cuando llegó al país y se encontró con su familia que estaba de vacaciones en Venezuela (…) ese día fue detenido por funcionarios migratorios porque le dijeron que tenía una ‘advertencia silenciosa’, aunque admitieron que no había orden de arresto”.
Entonces, “se presentó la Dgcim para llevarlo a su sede en ese estado. Durante las primeras 12 horas, fue torturado y golpeado, provocándole fracturas en la columna. Ya había sido operado de la columna anteriormente y, por supuesto, esos golpes le provocaron que se rompiera nuevamente los huesos”, explicó el defensor de derechos humanos.
Suju agregó: “A partir de ese momento Edgar ya no pudo mantenerse en pie, no pudo más y fue trasladado a una clínica privada, donde la familia pagó todo lo que hicieron para mejorar su condición”.
El director del Instituto Casla enfatizó que lo más grave del caso es que “el DAE, en manos del teniente coronel Alexander Gramko Arteaga, envió 4 funcionarios desde Caracas a Barcelona, donde Edgar estaba internado, para monitorearlo porque está detenido por “Dgcim”.
Lamentablemente, esta situación provocó que la pesadilla que sufrió Marval continuara. “Cuando oscureció y el personal ya no estaba en la habitación, Marval fue torturado por funcionarios de Alexander Gramko Arteaga: lo asfixiaron con almohadas, le aplicaron descargas eléctricas en las costillas y otras partes del cuerpo, mientras gritaba: uno de los funcionarios estaba filmando y le enviaron ese video al barbudo en Caracas, ya sabes quién es”, dijo Suju.
Poco después, Marval fue trasladado a otro centro clínico, donde la tortura sistemática se volvió psicológica cuando las tropas de la Dgcim amenazaron con atacar a sus familiares.
“Cuando mejoró un poco, Edgar Marval fue trasladado a Caracas en una ambulancia de la Dgcim y en esa ambulancia, durante el trayecto cada vez más largo, lo torturaron acostado, postrado porque no podía moverse y lo metieron en Corrientes por le quitaron el pañal porque perdió el control de su esfínter y le aplicaron electricidad en los tobillos a través de grilletes metálicos”, comentó Suju.
Cuando el estadounidense finalmente llegó a la sede de la Dgcim en Boleíta, al este de Caracas, fue conducido a un baño cuyo piso estaba cubierto de jabón y donde lo obligaron a permanecer de pie a pesar de sus heridas. “Se cayó una y otra vez”, acusó Suju.
El activista aseguró que en las celdas de la Dgcim se presentó una comisión del Ministerio de Obras Públicas.
Marval fue llevado ante un tribunal en Caracas sin derecho a defensa privada porque se le había impuesto un defensor público apto para el chavismo.
Tras los recientes acuerdos entre Maduro y Biden, Marval fue liberado tras ser utilizado como símbolo político por el régimen chavista. Hace horas aterrizó en la Base Conjunta San Antonio en San Antonio, Texas, donde ahora se encuentra a salvo y recuperándose junto a su familia, que nunca lo abandonó en medio de la tormenta.
La Corte Penal Internacional (CPI) tiene pleno conocimiento de su caso.