El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) abandonó Nicaragua tras una serie de tensiones con el gobierno del país, incluida la expulsión del delegado del CICR, Thomas Ess.
A través de: RFI
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) anunció el lunes de esta semana el fin de las operaciones humanitarias en Nicaragua, según un comunicado en el que aseguró que el retiro había sido solicitado por las autoridades de ese país.
“A pedido de las autoridades nicaragüenses, el CICR cerró su oficina en Managua, poniendo así fin a su misión humanitaria en el país”, señaló la delegación en la carta fechada en Ciudad de México.
En marzo de 2022, el gobierno del presidente izquierdista Daniel Ortega expulsó del país al delegado del CICR en Nicaragua, Thomas Ess.
La organización y el gobierno de Ortega firmaron un acuerdo en enero de 2019 para visitar a personas privadas de libertad. Según Naciones Unidas, el CICR abrió su mandato hace un año, cuando el presidente afrontaba tres meses de protestas que dejaron cerca de 300 muertos, además de numerosos heridos y detenidos.
La delegación reiteró que su trabajo, además de las visitas a prisiones, también incluyó el apoyo a la labor de la Cruz Roja local, antes de que fuera clausurada por el Congreso de Nicaragua.
Este apoyo se centra en restablecer el contacto entre los presos y sus familias, así como en capacitar a las fuerzas de seguridad en la aplicación del derecho internacional humanitario.
En mayo pasado, el Legislativo, dominado por el Frente Sandinista de Ortega, acordó desmantelar la Cruz Roja Nicaragüense, activa desde 1931, tras acusarla de violar su neutralidad en protestas que el gobierno denunció como un intento de golpe de Estado. EE.UU.
También decidió confiscar sus bienes y reemplazarla con una agencia afiliada al gobierno.
Proscrito por miles
Según medios de oposición (publicados en el extranjero), el rechazo del partido gobernante a la Cruz Roja local se debió a que sus voluntarios atendieron a manifestantes opositores heridos durante las protestas.
El representante regional del CICR en México y Centroamérica “reafirmó su disposición a continuar el diálogo y la acción humanitaria en Nicaragua”, agrega el comunicado.
Más de 2.000 organizaciones privadas han sido prohibidas en Nicaragua por supuestamente violar la ley, incluidos sindicatos empresariales y universidades católicas.
En respuesta a la propuesta de Ortega, en junio de 2022, la Asamblea Nacional cerró la Academia Nicaragüense de la Lengua y otras 82 organizaciones no gubernamentales por presuntamente realizar actividades ilegales.
El pasado mes de marzo, el país puso fin a sus relaciones con el Vaticano, después de que el Papa Francisco calificara al gobierno de Ortega de “una dictadura grosera”.
La semana pasada, Nicaragua también llamó a su embajador en Buenos Aires tras la llegada del presidente argentino Javier Milei, quien ha criticado repetidamente al gobierno de Managua.
También hace unos días, la dueña de la franquicia local Miss Universo, Karen Celebertti, presentó su renuncia luego de que el certamen fuera ganado por la nicaragüense Sheynnis Palacios, la primera centroamericana en ser coronada en la gala celebrada en El Salvador.
Celebertti fue acusado por la policía de “conspiración”, “traición” y “lavado de dinero” después de multitudinarias celebraciones en las calles, a pesar de que las protestas están prohibidas desde 2018.
La vicepresidenta y esposa de Ortega, Rosario Murillo, dijo que la celebración había desembocado en un “golpe destructivo”.
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