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Durante la evaluación realizada en los últimos días por el Comité de Naciones Unidas sobre el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos del Estado de Venezuela, el Comité mencionó como posible solución al tribunal la competencia en la lucha contra la delincuencia. Así lo anunció el 24 de agosto la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), magistrada Gladys Gutiérrez, al finalizar una reunión sostenida con las autoridades del Ministerio de Obras Públicas, el Ministerio de Defensa y el Ministerio del Interior. y Justicia. y Paz en los siguientes términos: “Lo más innovador es que las Casas de Justicia y Paz Tipo I serán reemplazadas por Casas de Justicia y Paz Tipo II y Tipo III”.
A través de Acceso a la justicia
¿Cuál es la diferencia entre esto y aquello? El funcionario explicó que los tipo I son aquellos “donde la comunidad activa mecanismos alternativos de resolución de conflictos (mediación y reconciliación) y de esta manera los problemas no escalan (o degeneran) en delitos”. El delito requiere que se active todo el aparato judicial.
Por su parte, las categorías II y III podrán juzgar delitos y podrán realizar audiencias para combatir de esta manera las demoras procesales, agregó Gutiérrez.
Algunos de estos últimos casos operarán en retenes policiales como el Centro de Detención y Protección Privada de la Policía Nacional Bolivariana, en Boleíta (Caracas). Así se indica en el sitio web del Ministerio del Interior, Justicia y Paz.
El ministro de Justicia, Tarek William Saab, confirmó esta última información al asegurar que “la idea es que, en los centros de prisión preventiva, no sea una audiencia aleatoria, accidental o repentina, sino que haya sesiones periódicas de audiencia”.
Diez años en la oscuridad
El Proyecto Casa de Justicia Penal, como se llamó originalmente, es una de las medidas incluidas en la Gran Misión para Toda la Vida en Venezuela. El plan fue lanzado en julio de 2012 por el fallecido Hugo Chávez, quien lo presentó como la primera política integral de Estado en materia de seguridad ciudadana en décadas, y llegó después de más de una docena de planes contrainsurgencia fallidos.
En los documentos de la Gran Misión se explica así:
«En estas casas funcionarán de manera clara los siguientes órganos: la Fiscalía Municipal (procesamiento de faltas y delitos con pena inferior a ocho años); Juzgados Penales de Circuito y el Departamento de la Defensoría Pública, asegurando la coordinación interinstitucional para lograr mayores niveles de claridad, celeridad y sanción en los procesos penales.
Según la reforma que también sufrió el Código Orgánico Procesal Penal en 2012, los casos de hurto, lesiones y violencia intrafamiliar serán algunas de las materias que serán competencia de estos organismos.
Según el plan, se abrirán casos inmediatamente en 79 “ciudades prioritarias”, es decir, los lugares con mayor índice de criminalidad. Sin embargo, no fue hasta 2013 que se inauguró la primera instalación en Ciudad Caribia.
Una década después, se desconoce cuántos Institutos de Justicia funcionan en todo el país. Acceso a la Justicia intentó compilar una cifra, pero después de revisar la información disponible públicamente, solo pudieron confirmar que no se cumplió la meta original de 2018. Ese año, el entonces viceministro de Política Interior y Seguridad Jurídica, Hanthony Coello, aseguró que en los siguientes meses se inaugurarían este tipo de instalaciones en 79 municipios por la Gran Misión A Todo Vida elegida.
Por su parte, en 2019 en el estado Miranda estaban operativos 21 de estos centros, según informó en esa ocasión el gobernador de la institución, funcionario Héctor Rodríguez. Luego, en 2022, el TSJ anunció la apertura de 21 viviendas en 20 estados del país.
A principios de 2023, durante el acto de inauguración de las actividades judiciales, el presidente del TSJ retomó el proyecto, señalando brevemente que a lo largo de 2023 “está prevista la instalación de nuevos institutos de Justicia en varios estados del país, junto con la inauguración del Tribunal de Justicia”. otras sedes judiciales a nivel nacional.
El Tribunal de Justicia persigue dos objetivos: impedir que las disputas y los conflictos se conviertan en actos delictivos y evitar que delitos menos graves desemboquen en violencia mediante la impunidad y la remisión a los tribunales. La justicia penal convencional ya ha colapsado.
Pero el tribunal superior no sólo no informa cuántos de estos casos están realmente activos, sino que tampoco dice cuántos casos ha resuelto desde que se inauguró el primero hace diez años.
Todavía existen algunas dudas.
Un dato destacable es que en la ley que anuncia la restauración del proyecto también se firmó el instructivo para el funcionamiento de las casas antes mencionadas, dijo el defensor público Daniel Ramírez en su cuenta de Twitter. Sin embargo, los documentos no han sido publicados.
Sigue siendo un misterio cómo funcionan las cámaras, cómo se forman y cómo se garantiza la independencia judicial.
No puede olvidarse que la llamada justicia de paz comunitaria, que también debería participar en la iniciativa, fue paralizada y asignada al TSJ “provisionalmente” por la cláusula transitoria tercera de la Ley Orgánica de jurisdicción especial comunal de paz, distinción para un período no superior a 2 años sino un total de 11 años. Esto viola lo dispuesto en el artículo 178, inciso 7 de la Constitución, que está asignado a los gobiernos municipales.
¿La causa de este retraso? Desde que entró en vigor la ley antes mencionada, nunca se han celebrado elecciones para seleccionar a estos jueces como lo estipulan las normas antes mencionadas, lo que requiere el “apoyo técnico y logístico necesario” del Consejo Nacional Electoral.
¿Y cómo les afecta a ustedes, venezolanos?
Con el anuncio de reiniciar el proyecto de la Casa de Justicia y Paz, las autoridades parecen apegarse a su estrategia de utilizar la justicia y la seguridad ciudadana con fines electorales. No se puede olvidar que la Gran Misión A Todo Vida Venezuela se lanzó justo antes de las elecciones presidenciales de 2012. También existe la preocupación de que sea más bien una forma de fortalecer el control social, lo que también ocurre a menudo en el período preelectoral, ya que la No se creó la jurisdicción general especial de paz para ampliar el acceso a la justicia, pero este caso también caería bajo el TSJ, que carece de independencia judicial.
Además, la falta de transparencia y discreción con la que el TSJ ha manejado esta iniciativa hasta la fecha ha dado demasiadas razones para dudar de la eficacia de esta iniciativa en la lucha contra la corrupción, los retrasos procesales, la impunidad y la delincuencia.