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El triángulo que influye en las decisiones judiciales venezolanas conecta al abogado Gustavo Ernesto Mendiri Borges con dos de sus viejos amigos: el Ministro de Justicia, Tarek William Saab y el importante sindicato y propietario de la aerolínea Rutaca, Carlos Alberto Silva Caraballo. Entre bastidores, Mendiri actúa como lobista moviendo los hilos de la justicia en beneficio de sus asociados o clientes, muchos de los cuales, como él, provienen de la dirección de equipos de la federación deportiva.
A través de Armando.info
Era enero de 2012 y los campeones venezolanos del baloncesto profesional, Marinos de Oriente, se preparaban para presentar a sus nuevos directivos. La franquicia tiene nuevo dueño: Carlos Alberto Silva Caraballo, ex lanzador que completó nueve temporadas en las Grandes Ligas de Béisbol de Estados Unidos.
Entre los rostros descritos en la prensa ese día como asistentes al evento, destacaron dos abogados y amigos cuya influencia colectiva pronto trascendería al deporte y que, en unos años, controlará la mercancía. parte de la judicatura venezolana: una La de Tarek William Saab, entonces gobernador del estado Anzoátegui -sede del equipo, en la costa nororiental del país-, que vestía un polo amarillo, con franjas blancas diagonales, con grandes franjas oscuras; y el otro fue el nuevo presidente de la organización, Gustavo Ernesto Mendiri Borges, quien apareció vistiendo una camiseta de manga larga confeccionada en tela azul marino.
Hoy, los dos amigos representan dos caras diferentes pero complementarias de un sistema de justicia acusado de crímenes contra la humanidad y graves violaciones de derechos humanos. Saab es el todopoderoso Fiscal General de la República, designado por la enojada Asamblea Nacional Constituyente en 2017, mientras que Mendiri es un famoso lobista, una especie de consigliere, con la capacidad de subvertir el equilibrio del máximo tribunal del país al que es lo más conveniente para él, sus amigos o el mejor postor.
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