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“Tan fuerte, tan difícil”: Wilmer Medina, 61 años, ha dedicado media vida a la industria petrolera venezolana y hoy, tumbado sobre una fina alfombra, acompaña la huelga de hambre de un grupo de jubilados que exigen la liquidación de sus ahorros tras décadas de servicio.
Por Nicole Kolster / vozdeamerica.com
Los pensionados de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) cobran 180 dólares mensuales, pero tienen derecho a 660 dólares, según cuentas manejadas por el sindicato.
“Nos sentimos engañados, robados y abandonados”, afirmó. Voz de America Medina viajó 650 kilómetros desde Ciudad Ojeda, estado Zulia (occidental), hasta Caracas para participar en la huelga de hambre.
Pero los problemas renales le impidieron seguir pasando hambre. “Me tuve que ir porque oriné sangre. “Estoy en tratamiento”, lamentó Medina.
“En mi caso trabajé 30 años y en ese fondo de pensiones hacíamos aportes a la empresa y la empresa lo trasladaba a otra parte y cuando decidimos jubilarnos, nos dieron ese fondo para que podamos vivir una vida digna cuando Nos retiramos.”
Medina se jubiló en 2022 y ese mismo año tuvo que vender un auto para cubrir gastos.
“El primer año de jubilación fue difícil porque no recibí nada de la empresa, un año no recibí ni la mitad. Tuve que bajarme del auto para poder compensar lo que me faltaba”.
Su historia es similar a la de 37.000 personas mayores que durante sus años de trabajo pusieron el 3% de sus ingresos en el fondo de ahorro de la industria más grande y poderosa del país, que actualmente cae en un estado caótico y sacudido por una corrupción no reconocida. Apellido. .
Por ejemplo, Joel Jesús, de 62 años, exfiscal de andamios, tuvo que “pedir prestado”.
Dijo: “Pides prestado y cuando vas a cobrar, tienes que devolverlo.
El grupo inició su huelga de hambre el 26 de septiembre en los pasillos de la Universidad Central de Venezuela (UCV), en Caracas.
Anteriormente se encontraban en la sede administrativa de PDVSA, pero funcionarios de seguridad acordonaron el lugar luego de que los pensionados se mudaron tras la promesa de responder a la directiva. Pero no lograron llegar a un acuerdo.
“Estamos viviendo muy mal”
“Estamos en un estado de lo que se llama muy mal vivir, muy mal. Y eso es porque Venezuela no cumple con las regulaciones petroleras”, dijo Julio Blanco, un ex capitán de un petrolero que tiene su antigua tarjeta de empresa colgada del cuello.
Y aseveró “que el dinero es nuestro y por eso decidimos activar la huelga de hambre, una huelga de hambre pero extrema”.
Joel Jesús, quien viajó desde el estado Falcón, a unos 500 kilómetros de distancia, continuó: “He trabajado en esta industria durante 26 años y estoy decepcionado porque, francamente, una persona sacrificó su vida, en todos lados hay riesgos”.
Con el dinero adeudado, este hombre dijo que podría ayudar a su padre de 90 años y a su hermana que padecen cáncer.
“No pensé que llegaría este momento ni que pasaríamos por esta situación, dije, me jubilaré y terminaré mi vida en paz, nunca imaginé que esto sucedería”, continuó.