Una multitud de 50 personas se paró frente al Ministerio de Educación para presentar un documento que describía las demandas de los docentes, que incluían de manera destacada el fin de los despidos masivos, el respeto a los convenios colectivos y el aumento de los salarios.
A punto de iniciar las clases, los docentes venezolanos se enfrentan nuevamente a un panorama desfavorable de salarios reducidos y falta de respeto a sus derechos laborales, por lo que un grupo de manifestantes sugirió no regresar a clases hasta que aumente el salario.
La educadora afiliada a la Federación Venezolana de Maestros (FVM), Elsa Castillo, quien se ha pronunciado frecuentemente durante estas protestas, enfatizó que los contratos colectivos protegen a los docentes en estos casos, debido a la Cláusula N° 56 del Contrato Colectivo II, firmado en 1986, estableció una “protección por circunstancias fortuitas” que impedía a los docentes presentarse al trabajo.
«Los docentes en activo no deberían participar. Esto no es una huelga, ni una huelga, esto es un hecho aleatorio. La excusa que tienen que mandarle todos los días al director del establecimiento es que no pueden ir a trabajar porque no tienen ticket”, dirigió desde una manifestación en la sede del Ministerio de Educación.
Ante una multitud de unas 50 personas, un número muy reducido en comparación con las protestas de 2022 provocadas por la aplicación de los Lineamientos de la Onapre, Castillo enfatizó que enviaron un documento con sus demandas a la Dirección General de Sindicatos del Ministerio de Educación. donde será remitido a los casos correspondientes para luego esperar respuesta de la Junta Directiva.
El documento incluye exigencias como el fin de los despidos masivos derivados de la medida del Gobierno de Miranda que dejó sin sueldo a más de 1.000 docentes; respeto a los contratos colectivos, derogación de instrucciones de la Onapre, pago de deudas de la administración pública a los trabajadores y aumento de salarios.
Esta protesta respondió a un llamado realizado el pasado 8 de noviembre por sindicatos del sector universitario, quienes anunciaron el inicio de una campaña callejera por sus derechos, comenzando con las protestas a nivel nacional de este 18 de septiembre y la segunda en todas las universidades del país prevista para el miércoles. #20/09.
Sin embargo, para algunos de los presentes en la reunión de hoy, la asistencia no cumplió con las expectativas, además de que estuvo compuesta casi exclusivamente por pensionistas y jubilados a expensas de los trabajadores. Dijeron que existe temor de denunciar en caso de agresión durante este tipo de actividad callejera.
«Hoy no hay tanta gente como debería. Muchos docentes tienen miedo de protestar y miran lo que pasa hoy para ver si pueden asistir a las próximas protestas”, razonó la profesora Nadia Donquiz.
La inseguridad docente está aumentando
La principal causa de los llamados a las calles, además de diversas violaciones a los derechos laborales, también está relacionada con los salarios, que dejan en situación precaria a docentes con diferentes calificaciones profesionales.
Con salarios estancados en 130 bolívares desde hace 18 meses, profesores y docentes -especialmente jubilados y pensionados- enfrentan desafíos cada vez mayores para sobrevivir, además de tener que recurrir a artimañas administrativas aplicadas por las instituciones públicas para pagar la menor cantidad posible.
Venezuela Informa habló con trabajadores que aseguraron que, como jubilados, recibirían un bono de guerra económica equivalente a 49 dólares. Sin embargo, como tienen algo de trabajo adicional para sobrevivir, se les considera trabajadores activos y por lo tanto se les depositará el bono de $30, sufriendo una pérdida de $19 en cada pago.
Otros manifestantes enfatizaron el impago Bono de 10.000 Bs para jubilados de 2018 a 2022, anunciado por Nicolás Maduro el 1 de mayo de 2022, equivalía en su momento a 2.222 dólares y ahora, debido a la devaluación del bolívar, solo vale 297 dólares. Durante los 18 meses de pagos impagos, el dinero perdió el 86% de su valor.
«Estamos aquí porque el salario no nos alcanza. La gente tiene que hacer mil trabajos, yo incluso fui taxista. Lo que se da es bueno”, denunció Celenia Medina, maestra jubilada de educación especial que no recibió el bono de guerra económica que el Ejecutivo ajustó en mayo pasado sin tocar el salario mínimo.
La situación en el interior es aún peor, ya que las deficiencias ambientales impulsan el gasto tanto de los trabajadores activos como de los pensionados y jubilados.
Nadia Donquiz, quien viajó desde Carabobo para participar en la protesta, enfatizó que en su comunidad solo recibió una bolsa por parte del Comité Local de Abastecimiento y Producción (CLAP) una vez este año. Tampoco se beneficia de los “combos de proteínas” que ofrecen algunos ministerios, por lo que son costos adicionales que tiene que soportar a su bajo salario.
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