Proveedores y consumidores de la ciudad de Mérida se han visto afectados en la compra de productos de la canasta básica debido a que el monto que reciben los trabajadores mensualmente no les permite realizar pagos regulares de la canasta alimentaria.
La inseguridad alimentaria en muchas zonas del pueblo venezolano, debido a la falta de recursos para obtener alimentos, ha creado un problema que afecta la calidad de vida, la salud, el desarrollo y afecta la nutrición de personas de todas las edades.
La crisis económica y la producción nacional hicieron sufrir tanto a compradores como a vendedores. Algunos porque no pueden comprar todos los productos o alimentos que necesitan y otros porque las ventas semanales son inferiores a las de años anteriores.
El precio de las verduras, frutas o carnes a la parrilla, que de alguna manera son necesarias para una buena alimentación y que muchos consumen para compensar la falta de proteínas, no siempre es accesible para los merideños. Entre los mercados más populares de Mérida se encuentra el Mercado Jacinto Plaza, también conocido como Soto Rosa, un espacio donde tanto el lugar de venta como el número de usuarios están disminuyendo.
Inés Cordero, dueña de un puesto de frutas y verduras en el mercado Jacinto Plaza, comentó: “Tengo más de 10 años abriendo mi puesto aquí y nunca supe cuántas ventas hago los jueves y viernes. Y los sábados tienen un 50% de descuento”. “, y agregó que muchas veces los sábados tienen que bajar el precio de su mercancía para no tener que volver a casa con la canasta llena.
Magalys Moreno, docente y clienta frecuente del mercado, señala que hace años compraba allí semanalmente y hoy realiza compras cada 15 días porque su presupuesto no le alcanza. “El marketing es complicado porque cada dos semanas, cuando me pagan, las verduras, la comida gourmet y otros productos suben de precio y cada vez puedo comprar menos. Ya no compras medio kilo sino 1/4 de kilo de algo y con eso lo puedes pagar en 15 días, pero cada día es más difícil porque los salarios están en piso y el dólar está subiendo”, afirmó Moreno.
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Sí, hay comida, pero no sé cómo pagar.
Si bien el salario mínimo se mantiene en Bs 130 al 15 de marzo de 2022, al cierre de agosto de 2023 equivalen a unos $4, según el tipo de cambio del BCV, este monto apenas alcanza para cubrir el 0,80% de los costos totales de la empresa. canasta familiar de alimentos en Venezuela que para Julio se situó en 502,27 USDsegún el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación de Maestros de Venezuela (Cendas-FVM).
Servidores públicos que, además del salario mínimo, reciben otros beneficios como bonos de alimentación y bonos de origen, como el Bono Económico de Guerra de Bs. 850, que pueden recibir alrededor de $71 mensuales, lo que representa el 14,1% de la canasta alimentaria, sin sumar . gastos de servicio o envío.
“Incluso si sumas el bono al salario mínimo y obtienes la caja Clap, no tendrás ni el 25% de la canasta básica que necesita una familia venezolana, lo que agrava la situación de inseguridad alimentaria entre el pueblo”, afirmó Romain Caraballo. . Defensor de derechos humanos en Venezuela
Otras opciones no sacian el hambre
En Mérida, diversas comunidades reciben alimentos distribuidos como parte de un programa gubernamental Comisión Local de Producción y Abastecimiento (Aplausos). La comunidad de Santa Ana Norte, ubicada en el barrio La Hechicera, fue una de las beneficiadas con la distribución a más de 80 hogares del pueblo, aunque de manera poco frecuente y con cajas o bolsas sin donativo alguno.
Habitantes de la zona comentaron que el Clap cuesta Bs 45 y aunque aseguraron que se entregó de manera continua este año, los productos que contiene no cumplían con lo necesario para formar un régimen de alimentación balanceada: dos kilogramos de arroz, dos kilogramos de de pasta, un kilogramo de harina de maíz, un kilogramo de cereal que puede variar entre legumbres o frijoles, un kilogramo de café y en ocasiones una lata de sardinas.
En el estado Mérida, como en muchas otras partes del país, no existen condiciones para garantizar la seguridad alimentaria de la población: los alimentos distribuidos en los programas gubernamentales no tienen los nutrientes suficientes, es decir, los precios de los productos suben cada día y en para la mayoría de las familias no hay garantía de suficiente comida para la próxima semana o el próximo mes.
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