El pasado 19 de julio se cumplieron 22 años de la liberación de Linda Loaiza López tras 114 días de secuestro, tortura, mutilación y abuso sexual por parte de la fiera, porque era sádica y fue mucho más allá de la violencia. denuncias de otras mujeres contra él. Y la impunidad reina en Venezuela, particularmente en casos de violencia de género.
Hace 22 años terminó el infierno para Linda, un ejemplo impactante de violencia de género y también un extraordinario afán de supervivencia. Pero al mismo tiempo comenzó otro infierno, aún más largo y tal vez tan doloroso como el primero, porque se enfrentó a que en Venezuela no había justicia. Linda fue víctima de las irregularidades y corrupción del propio sistema judicial y del comercio de influencias. Sin embargo, su determinación ha convertido a su causa en un símbolo de la lucha contra la impunidad, tanto en Venezuela como en el resto del mundo, particularmente en la lucha contra la violencia de género. Esto lo llevó a estudiar Derecho.
A pesar de las dificultades y obstáculos en el proceso judicial, Linda y su familia lograron llevar el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Linda publicó una sentencia a su favor en 2006, declarando que el Estado venezolano es responsable de las violaciones a los derechos humanos. La CIDH señala que “El Estado de Venezuela fue responsable por la respuesta inadecuada y negligente de los funcionarios públicos conscientes del riesgo a la vida e integridad que posibilitaron los actos de tortura y esclavitud sexual en perjuicio de Linda. El comportamiento de las autoridades incluso alertó al agresor”. Sin embargo, el Estado venezolano no cumplió con ninguna de las decisiones de la Comisión sin explicación, aparentemente porque no le importaba. ¿Un estado misógino?
Sin embargo, el caso de Linda Loaiza fue fundamental para visibilizar la violencia de género en Venezuela y promover cambios en el sistema judicial y legal del país. También ha inspirado a muchas mujeres a alzar la voz y buscar justicia en situaciones similares.
Este tipo de descuido, repetido por el Estado venezolano en otras latitudes, lo que consiguen es que la tasa de violencia contra las mujeres y feminicidios siga aumentando: Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que alrededor de una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja, o violencia sexual no conyugal en algún momento de su vida. ¡Esto es tan feo!
El feminicidio, y su ejemplo ejemplar de violencia doméstica, es un problema preocupante que sigue afectando a las mujeres en todo el mundo. Su persistencia continúa en diferentes países y culturas, incluso en países que se consideran “más desarrollados”, por desencadenantes como género, discriminación, desigualdad y celos, machismo, control y misoginia. En América Latina, que no es un país completamente desarrollado, la tasa de feminicidios es alarmantemente alta. Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en 2019 se cometieron 3.529 feminicidios en 25 países de la región. En 2022, el número llegó a 4.000.
Traigo el caso de Linda Loaiza no solo en el aniversario de su rescate y liberación, sino también porque resalta la importancia de continuar combatiendo la violencia de género, promoviendo la protección de los derechos de las mujeres y asegurando que los responsables de estos crímenes sean llevados ante la justicia. Los gobiernos deben tomar medidas urgentes para prevenir y combatir la violencia de género y el feminicidio. Por ejemplo, pueden implementar políticas y leyes que han funcionado en otros países para proteger a las mujeres. Asimismo, desde la escuela primaria, promover la educación sobre la igualdad de género y el cambio de actitudes machistas.
El femicidio es una violación de los derechos humanos por ser una manifestación extrema de la violencia de género. Es fundamental que la sociedad en su conjunto reconozca la urgencia de tomar medidas concretas y promover una sociedad justa y libre de violencia contra las mujeres. Cuando suceden estos hechos, no es solo un atropello y una movilización social. Se trata de que no suceda.
La lucha de Linda Loaiza ha inspirado a muchas mujeres a denunciar ya muchas de ambos sexos a alzar la voz contra la impunidad y exigir medidas más efectivas para prevenir y sancionar todas las formas de violencia contra las mujeres.
@cjaimesb