Único lugar con pacientes hospitalizados cerrado en 2018. La Unidad de Agudos del Hospital Central San Cristóbal tiene una capacidad de ocho camas.
San Cristóbal. No existen centros públicos para la atención de pacientes con trastornos mentales en Khayira, lo que pone en riesgo su salud.
Y son aquellos que pierden la conciencia de sí mismos los que necesitan una atención integral por parte de psiquiatras, psicólogos, enfermeros y otros profesionales que aseguren su bienestar.
En la entidad no existe un número oficial de estos pacientes, sin embargo, los médicos aseguran que hay muchos que se encuentran en estado de abandono por falta de medicamentos, alimentos, etc.
La psiquiatra Liz Mariel Flores dice que es necesario crear más lugares para el ingreso de pacientes psiquiátricos, quienes deben estar acompañados por personal capacitado.
Necesitamos formar personas en el campo de la Psiquiatría, porque son nuestra mano derecha para poder cuidarlos”, dijo.
Tener un centro que detenga a las personas con trastornos mentales, reducirá la presencia de estos pacientes en las calles de la ciudad de San Cristóbal y otros municipios.
“No solo representan un riesgo para sus ciudadanos, sino también para ellos mismos: pueden parecer agresivos porque no reciben el trato que merecen. Muchas organizaciones públicas y privadas donan, pero se necesita más apoyo”, dijo.
perbeca
En la localidad de Peribeca, en el municipio de Capacho Nuevo, se encuentra el Hospital Mental Raúl Castillo, financiado por el Ministerio de Salud.
Allí trasladan pacientes crónicos, cuyo número supera los 300. Son atendidos por cuatro psiquiatras, dos psicólogas y 20 enfermeras. Este centro privado cerró el 15 de mayo de 2018 por falta de presupuesto.
Algunos pacientes fueron trasladados al estado Zulia, y otros regresaron con sus seres queridos, ante la imposibilidad de continuar en este lugar.
sin dolientes
El 3 de junio, Reina Jaimes Romero, de 46 años, residente en la zona de Palo Gordo, en el municipio de Cárdenas, comenzó a amenazar a los familiares del Hospital Central de San Cristóbal.
La mujer deambuló durante días por el centro médico con lenguaje vulgar. Aunque la gente se quejó al gobierno, no se pudo hacer nada.
Un miembro del personal del primer centro de apoyo en Tpira, que prefirió permanecer en el anonimato, confirmó que para que un paciente sea admitido en la Unidad de Cuidados Intensivos (UPA), debe haber alguien responsable de él, sobre alimentación, examen y medicamento.
El hospital intentó contactar a los familiares pero nadie contestó el teléfono y hasta el momento se desconoce el paradero de Jaimes Romero.
En tanto, José Parra, padre de un joven de 28 años que intentó suicidarse tras asistir a una fiesta y ser drogado, dijo que no pudo llevar a su hijo al Hospital Central por las precarias condiciones.
Relató que después de lo sucedido prefirió dejar al joven a su cuidado en su casa, ya que no encontraba otro lugar para recibirlo.
no hay enfermera
La sección de la UPA, que forma parte del primer centro de apoyo en Tpira, tiene capacidad para ocho personas, pero no puede ser alta porque no hay enfermeras para atender a los pacientes.
El jefe de Servicios de Psiquiatría, José Abel Colmenares, explica que la compleja crisis humanitaria ha reducido la plantilla hasta el punto de que hay turnos sin una sola enfermera.
“Tener ocho camas, de las cuales solo siete tienen colchones; aun así, no podemos hospitalizar a más personas, ya que no tenemos el personal de enfermería para esto. Si bien hemos enviado muchas cartas señalando los puntos débiles del servicio, hasta el momento no hemos recibido respuesta”, dijo.
La choza, la comida y los útiles de limpieza es lo que más le falta a esta zona del Hospital Central que vive de las donaciones. Según Colmenares, familiares del paciente o de varias personas que allí estaban colaboraron con los medicamentos y productos de la canasta de alimentos.
Para los expertos, es necesario que las autoridades se involucren.
El estado de Tpeira tiene dos sedes de búsqueda del hipopótamo negroresponsable de la atención de este tipo de pacientes. Un trabajador allí, que quiso mantener su nombre, explicó que hace años, ambos centros podían albergar hasta 50 personas. Sin embargo, la crisis económica no los perdonó, algunos trabajadores se fueron en busca de mejores oportunidades.
A medida que disminuye la calidad de la atención, también lo hace el presupuesto. Agregó que no había “casi gente” para ayudar con la atención, así como tampoco pacientes.