Venezuela Informa
El gobierno venezolano bajo el liderazgo de Nicolás Maduro ha adoptado un enfoque de “mano dura” en la lucha contra el crimen organizado. Sin embargo, esta estrategia ha resultado en numerosas violaciones de derechos humanos y ejecuciones extrajudiciales, según Mariano de Alba, asesor de International Crisis Group.
Según Venezuela Informa / Con información de Venezuela Informa
De Alba señala que las fuerzas de seguridad en Venezuela entran a ciudades con pocos recursos y matan personas indiscriminadamente, afectando a personas inocentes. Si bien esta estrategia puede tener beneficios electorales en el corto plazo, en el largo plazo los grupos criminales se reorganizarán y evitarán la represión estatal.
Por otro lado, en países como Colombia y México, los presidentes Gustavo Petro y Andrés Manuel López Obrador han optado por negociar con grupos del crimen organizado. El objetivo es llegar a acuerdos que prevengan la violencia y promuevan el desmantelamiento de estas bandas. Sin embargo, De Alba advierte que algunos grupos utilizan estas negociaciones para fortalecerse y rearmarse.
Frente a estas dos estrategias polarizadoras, De Alba propone un tercer modelo que no sacrifica el estado de derecho ni los derechos humanos, pero es efectivo en la prevención de la violencia y el asesinato. Este modelo se basará en un sistema judicial independiente, el desarrollo económico y la cooperación internacional.
En este sentido, De Alba destaca la importancia de la cooperación de la Unión Europea, pues argumenta que los países consumidores de drogas también son parte del problema. Según él, la coordinación entre países productores y consumidores es fundamental para combatir el narcotráfico, uno de los principales motores del crimen organizado en América Latina.
En definitiva, el régimen venezolano ha adoptado una estrategia de “mano dura” en la lucha contra el crimen organizado, lo que se ha traducido en violaciones de derechos humanos. Por otro lado, otros países como Colombia y México han optado por negociar, aunque esta estrategia también tiene desafíos. Dada esta dicotomía, se necesita un tercer modelo que combine el respeto por el estado de derecho y los derechos humanos con la efectividad en la lucha contra el crimen. La cooperación internacional, especialmente con la Unión Europea, se considera muy importante en este sentido.