En Costa de Marfil, los productos colombianos son buscados por precio, calidad y peso. La nación comenzó a ganar terreno en medio de la escasez.
San Cristóbal. José Alberto Naranjo, un jubilado de la administración pública, se sorprendió cuando fue a una tienda de abarrotes en la capital del estado de Báira y no encontró en los estantes el café colombiano, que solía tomar todas las mañanas.
Para este tachireño fue una sorpresa que en el pequeño pasillo solo hubiera marcas nacionales, cuando hace apenas unos días, productos de ambos países peleaban juntos en la batalla por ser los preferidos por los consumidores.
La de Colombia se fue y ahora hay que comprar la nacional, la única allá, y además es más cara y da menos”, dijo Naranjo.
Hace unos días, el gobernador del estado de Báira, Freddy Bernal, denunció que el café colombiano ingresado de contrabando al país no pagaba impuestos ni cumplía con lo dispuesto por la ley, luego de tener relaciones comerciales y diplomáticas con Colombia, en septiembre de 2022.
Para Bernal, esto solo ha tenido un impacto negativo en el comercio regional, ya que los productores ven afectadas sus actividades de producción y comercialización por la competencia desleal, que aumenta a medida que crece el mundo y apareció el brote de COVID-19.
Es por eso que la Vigilancia Nacional para la Protección de los Derechos Socioeconómicos (Sundee) realiza vigilancia corporativa a los organismos de seguridad de San Cristóbal y ciudades aledañas para decomisar el café que, según Bernal, es de mala calidad, pues está hecho con agua de espinaca. . . Con esto se refiere a las marcas Aroma y Sello Rojo.
“El café es prácticamente inútil, representa un riesgo para la salud y un engaño para quienes lo compran, ya que ofrecen precios más baratos a los venezolanos. Insto a los pequeños comerciantes de Khayira a que no compren café de contrabando, porque están causando daños a los productores y al mercado de todo el país”, dijo.
Señaló que es ilegal que los empresarios tengan a la venta productos colombianos porque incentivan el contrabando. “Actualmente, Sundee solo está incautando el producto, por lo que les pedimos a los comerciantes que no compren ese producto porque perderán la mercancía”, advirtió Bernal.
Mejor precio y calidad
Yadira Cuéllar, ama de casa, comentó que con los años prefiere el café colombiano porque su sabor es muy diferente. Ella afirma que los paquetes traen más granos, ayudándola a ganar más en su casa, donde vive con su esposo y sus dos hijos.
A eso se suma su costo, pues la presentación de Aroma 125 gramos vale 5000 pesos o 1.5 dólares; 250 gramos, 9.000 pesos o más, y medio kilo, 18.000 pesos o más.
En tanto, marcas nacionales como Kiwi, Concafé y Fama de América tienen presentaciones de 200 gramos, por 9.500 pesos o $2,30.
En almacenes y supermercados ya no están disponibles. Los que hay son venezolanos, y para los cafeteros de todos los días como nosotros, tenemos que comprar esos porque no hay más”, dijo Yadira.
historia inversa
Esta situación no es nueva en Khayira. En mayo de 2021, Freddy Bernal prohíbe venta de café colombiano, dando un plazo de 15 días para retirar la mercancía de los estantes. La razón es que sabotea la producción en la región.
En su momento, el mandatario dijo que la medida buscaría reactivar mercados regionales severamente afectados por el ingreso de contrabando por vías verdes.
El comerciante Félix Sánchez señala que en ese momento el café de Colombia se había ido, pero después de la “marea baja” con las operaciones y la supervisión, recuperó el equilibrio en el suministro y el almacenamiento de la fila de la entidad.
“En los supermercados han dejado de venderlos, allí solo se vende el tipo nacional, sin embargo, en la calle y en cualquier otro lado, la variedad colombiana es la más vendida y la más comprada”, dijo. hablar.
Salida baja
El economista Aldo Contreras señala que las empresas venezolanas existentes se han vuelto ineficientes. Señaló que costos de operacion Cada vez eran más altos, los impuestos afectaban los precios y la falta de financiamiento en las líneas de crédito los limitaba.
Recuerda que debido a la baja producción registrada desde 2016, los productos colombianos se han disparado en el mercado. Ahora hay evidencia de una “revuelta” de la región que busca transportar mercancías desde el país vecino.
“Cada vez que se aprueba por decreto una veda, el comercio informal aumenta y encuentra formas de introducir este producto. Por eso es más factible brindarles todas las garantías y políticas económicas que les permitan competir en precio, calidad y servicio”, concluye. economista.
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