Dos años después de las históricas protestas antigubernamentales del 11 de julio de 2021, Cuba sigue sumida en una profunda crisis económica y social que ha alimentado el descontento popular, pero también reprimido las voces de disidencia. Unas 500 personas han sido sentenciadas a prisión por participar en las protestas, que el gobierno atribuye a una conspiración estadounidense, según grupos de derechos humanos.
Las marchas, que se extendieron por más de 40 pueblos y ciudades de la isla, fueron impulsadas por el descontento provocado por la escasez de alimentos, medicinas y otros bienes básicos, así como por los cortes de luz y la falta de libertad. Miles de cubanos salieron a las calles coreando “tenemos hambre” y “contra la dictadura” en un desafío sin precedentes al gobierno comunista desde la revolución de 1959.
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La respuesta del gobierno fue la represión policial y judicial. Más de 1.500 personas fueron detenidas, con unas 700 aún en prisión, según la ONG Justicia 11J, que nació para documentar estos arrestos en Cuba y ahora tiene su sede fuera de la isla. Según cifras oficiales, unas 500 personas recibieron sentencia firme, algunas de hasta 25 años de prisión, por delitos como desórdenes públicos, agresión o incitación a delinquir.
Sin embargo, el presidente Miguel Díaz-Canel, quien asumió en 2018 tras el retiro de generaciones encabezadas por Fidel y Raúl Castro, reconoció hace un año que el país atravesaba una “compleja situación económica” y prometió superarla con este tipo de medidas. se levantará Como expansión del sector privado, eliminación de la dualidad monetaria y reactivación del turismo.
Pero dos años después, Cuba sigue luchando por salir de ese atolladero. La inflación descontrolada, la caída de la producción de azúcar, los altos precios internacionales que alimentan el déficit, el endurecimiento de las sanciones estadounidenses y la inmigración récord son factores internos y externos que empujan al país a su peor crisis en años.
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Ante este problema, los cubanos dudan menos en expresar su descontento con las autoridades. En 2022 hubo protestas esporádicas en varias provincias y en La Habana contra cortes de luz, escasez de agua, combustible, alimentos y medicinas. También ha habido huelgas de hambre y protestas pacíficas de artistas, periodistas independientes y activistas de derechos humanos.
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