Los guatemaltecos acudirán este domingo a las urnas para elegir presidente y vicepresidente para los próximos cuatro años, una de las elecciones más movida en la historia reciente del país centroamericano, con candidatos opositores eliminados y señales de defensores que marcan el inicio del sistema. continuidad.
La primera votación comenzó a las 7:00 am hora local, y algunos lugares incluso hicieron cola para emitir sus votos. Los colegios electorales cerrarán a las 18:00 horas.
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Aroldo Tronconi fue una de las primeras personas en un colegio electoral del instituto en la Zona 21 de la capital guatemalteca, una de las áreas urbanas más pobladas. El hombre de 64 años, paralizado tras recibir un tiro en la espalda por la inseguridad, dijo que llegó temprano para emitir su voto “para que sus hijos no hereden el país sin oportunidad”.
El hombre, jubilado del Seguro Social, explicó que ninguno de los candidatos propuestos cumplió con sus expectativas, pero aun así cumplió con su deber cívico.
Poco más de 9 millones de electores, en su mayoría mujeres, también están habilitados para elegir 160 diputados al Congreso, 340 alcaldes municipales y 20 diputados al Parlamento Centroamericano.
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Rosa López, de 35 años, emitió su primer voto en la mesa 1722 del mismo colegio electoral de la Zona 21.
“Soy ama de casa y llegué temprano porque tengo que hacerlo, espero al máximo que quien venga cambie las condiciones en las que vivimos, necesitamos mejor educación, salud y seguridad”, dijo.
Sin ningún candidato presidencial en las urnas cerca del umbral requerido del 50%, una segunda ronda de votación entre los dos candidatos principales, el 20 de agosto, es casi segura. Con tres candidatos eliminados de la boleta por las autoridades, muchos guatemaltecos expresaron su consternación por las opciones y esperaban una gran cantidad de votos desperdiciados con una participación potencialmente baja.
El presidente Alejandro Giamattei hizo un esfuerzo el viernes por legitimar el proceso electoral y calmar las quejas, diciendo que las elecciones fueron “otra señal de que vivimos en una democracia fuerte y se combina con elecciones periódicas, libres y participativas”.
“Como primer servidor público del país, les aseguro que mi gobierno ha brindado todas las garantías para que la jornada electoral se desarrolle en un ambiente de paz, transparencia y seguridad”, reafirmó el Presidente.
Las denuncias han llegado ante el Tribunal Supremo Electoral, máxima autoridad en la materia, por su criterio discrecional en la inscripción o no de candidatos a cargos electorales. A algunas opositoras, como Thelma Cabrera, la única mujer indígena de tendencia izquierdista que pretendía postularse y que se postulaba con el exprocurador Jordan Rodas, se les negó el registro por falta de requisitos.
Carlos Pineda, un popular candidato de derecha que estaba a favor de la votación, también fue destituido debido a denuncias de irregularidades en su nombramiento.
Las denuncias vienen de dentro y de fuera, como lo ha hecho la exfiscal general Thelma Aldana, quien se ha refugiado en Estados Unidos tras denunciar la persecución y criminalización en su contra. “Lo que no permite elecciones libres y democráticas en Guatemala es la corrupción y la impunidad”, dijo en su cuenta oficial de Twitter.
“Operadores de justicia, periodistas y defensores de derechos humanos, estamos en el exilio para luchar contra los corruptos que quieren seguir gobernando”, arremetió el exfiscal.
El Tribunal Supremo Electoral, así como la Corte de Justicia, que interviene para interpretar los conflictos electorales a pedido de los partidos, apoyaron a las dos principales candidatas: Sandra Torres, que viene con Romeo Guerra, sacerdote misionero, que está prohibido por la Constitución; y Juri Ríos, hija del ex dictador Efrén Ríos Montt, aunque la Carta Magna prohíbe que cualquier golpista (como lo hizo Ríos Montt en 1982) y sus familiares ocupen la presidencia.
Cerca de 40.000 candidatos participaron en la elección, pujando por cargos en 22 departamentos de Guatemala, un país que no será fácil de gobernar y que está plagado de corrupción, narcotráfico, inmigración, inseguridad y donde la situación ha empeorado en los últimos años. Deterioro de la democracia y el estado de derecho, dicen los expertos.
En la Escuela Urbana Mixta No. 2, una escuela que combina escuelas primarias y secundarias, en el departamento de Sacatepéquez, municipio de Sumpango, los votantes comenzaron a hacer cola afuera a las 7:00 a.m. cerca de un mural pintado en la pared, una hora antes de que comenzara la votación.
Todo parecía ordenado cuando los votantes ingresaron a las instalaciones de la escuela y fueron dirigidos a las aulas donde emitirían sus votos.
Marlene Cabrera, maestra de primaria de 29 años en otra escuela, dijo que estaba buscando un cambio en la trayectoria del país.
“Creo que ha habido un énfasis menos estable en la educación, la formación y la salud”, dijo. “En mi caso quiero el bien de los niños de nuestra comunidad y vine a elegir el bien de Guatemala”.
Melanie K Mutzuma esperó para emitir su voto en su primera elección. La comerciante de 19 años dijo que estaba nerviosa y buscaba candidatos que le permitieran votar por “algo diferente a la norma”.
Dijo que todos queremos un cambio. “Lo primero que tenemos que hacer es votar”.
Tiziano Breda, investigador especializado en América Latina del Instituto Internacional Afari de Italia, cree que la propuesta electoral no traerá grandes cambios en el país.
“No es lo que la mayoría de los guatemaltecos quieren ver”, dijo.
“Lo que está en juego es la configuración de poder y la interrelación de los diferentes grupos de organizaciones que renovarán a sus representantes. En este contexto, ninguna fuerza política tiene la capacidad (ni la voluntad) de atender los problemas estructurales del país, entre ellos la corrupción”, dijo. “Frente a este proceso electoral fraudulento, está por ver cómo reaccionarán los guatemaltecos (cero votos, abstenciones, etc.)”.
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