La causa de una gran ciudadanía necesita superar la fuerza establecida, lo que también requiere la psicología de la zona de confort para superarla.
Esto es tratar de navegar en espacios donde no me opongo realmente a la hegemonía, esperando que no perjudique mis intereses, sean los que sean, incluidos los principales intereses de gobernabilidad, y así perpetuar una forma de vida precaria para los beneficiarios de la región. apaciguar.
Digo precario, porque en el mundo mafioso del poder totalitario nadie está a salvo, por más que cooperen con la continuidad en su juego. Es decir: pseudodemocracia.
Por lo general, quienes creen haber encontrado un hueco en su zona de confort son también los “bomberos” de las chispas creadas por el malestar social. El poder oprime de frente: estos bomberos justifican desde el costado. El diálogo o el voto voluntario son ejemplos de ello.
En la medida en que el ambiente pueda activarse con el binomio del rechazo social y un cauce del compromiso político, en esa medida, es posible que se forme una gran causa cívica en la dirección del cambio efectivo.
Se espera que las zonas de comodidad, como las burbujas comerciales, se reduzcan para que ya no puedan impedir la expresión de la voluntad de la gente.
Fernando Luis Egaña