Por María Laura García
Para muchos, dejar ir la ira es una tarea difícil que los deja atados al dolor y al malestar emocional. El aburrimiento es un malestar intenso que parece no desaparecer, que desequilibra nuestra mente, y por ser persistente, puede desaparecer lentamente, trastornar nuestro cuerpo, enfermarnos.
Podemos sentir resentimiento por varias razones, pero sea lo que sea, nos mantiene atados a la pérdida, a la ira, en fin, al pasado y no nos permite seguir adelante. Vamos por la vida pesados y cargados.
Este resentimiento puede incluso llegar a ser tan fuerte que nos lleve a sentir deseos de venganza. Todo lo anterior nos mantiene a un paso de sentir “odio”, y ese odio nos aleja de la racionalidad y la objetividad, del equilibrio y la paz.
Todo el mundo ha sentido odio hacia alguien en un momento u otro, y es terrible porque, cuando es intenso, puede llevar a la persona a comportarse en contra o muy diferente a lo que dicta su verdadera personalidad, con consecuencias realmente negativas.
Y lo peliagudo de las relaciones humanas es que donde unos ven una ofensa imperdonable, otros pueden considerarla como algo sin importancia, por lo tanto, siempre debemos tratar de que nuestros resentimientos no se conviertan en ira intensa y la consiguiente violencia, odio. incluso venganza.
Insisto, con el tiempo el resentimiento se convierte en una “prisión emocional” que nos daña internamente y no nos permite avanzar, porque como te dije antes, vamos arrastrando el pasado, que es solo “el pasado”. “
¿Qué hacer con los que nos han hecho daño?
Si alguien te ha hecho daño de alguna manera, solo recuerda que hay una ley natural de la vida que pone a cada uno en su lugar, pero además, es el ente el que tiene odio y por lo tanto, no puedes llenar tu corazón de emociones que solo van a hacer. Está mental y físicamente enfermo. No somos jueces y solo debemos ser responsables de nosotros mismos. Y otra recomendación es no generalizar, que alguien sea negativo no significa que todos sean negativos.
Si elegimos convertir la amargura y la ira profundas en un descontento permanente, crearemos resentimiento y nos convertiremos en una prisión sofocante. Sin duda, un arma peligrosa que nos impide disfrutar de la vida. Y amigos, generalmente, el resentimiento hace más daño que la ofensa recibida, porque el resentimiento puede volverse personal, dando lugar a males inexplicables.
Siempre habrá personas en la vida que nos puedan decepcionar y seguramente nos sentiremos molestos, desilusionados e impotentes, pero debemos cuidarnos de pasar página, ya sea perdonando o alejándonos pero sin llenarnos de ira o rencor.
Me encanta este pensamiento: “Guardar rencor es como agarrar un carbón caliente y resistirse a dejarlo ir. Eres el único que arde” (Anónimo).
Odio, nos guardamos todo para nosotros y si no lo soltamos, sufriremos.
Piénsalo: hay personas que escuchan las mismas palabras que tú, ven las mismas situaciones y, sin embargo, logran mantener la calma y no dejarse consumir por las emociones. ¿Por qué es tan fácil enojarse? ¿Es porque las semillas de la ira en ti son demasiado fuertes? Entonces es hora de que te revises a ti mismo, busca ayuda.
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