Venezuela Informa
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diana marcoccia, la talentosa actriz venezolana que cautivó a su país con su carisma, ha encontrado un nuevo camino en Estados Unidos, donde su espíritu alegre y emprendedor la ha llevado a triunfar en un campo inesperado. Desarrollando un innovador negocio para animar y amenizar fiestas infantiles en Miami, esta caraqueña se ha ganado el corazón de muchos.
Su historia de migración y éxito encierra misterios y desafíos que lo llevaron a reinventarse en tierra extranjera. ¿Cuál fue el viaje desde Venezuela hasta convertirse en la amada animadora de los niños en la Ciudad del Sol? Descúbrelo en esta reveladora entrevista con alfiler Cómo Diana pudo transformar su pasión por el arte en una empresa rentable y divertida que cautivó a los niños de Miami.
por: luis eduardo martinez | Venezuela Informa
Nacida en Caracas y criada entre Cagua y Maracay en el estado de Aragua, Diana mostró su pasión por el arte desde temprana edad. Su formación artística comenzó en el mundo de la danza, donde destacó como un bailarín excepcional. “Siempre pensé que mi vida artística se inclinaría más hacia la danza”admite Diana, quien recuerda sus primeros pasos en el mundo del arte. Sin embargo, la vida tenía otros planes para él.
A la edad de ocho años, mientras disfrutaba de un día en un club con su familia, Diana notó una competencia de canto en la que decidió participar. Con tu canción elegida, “Todavía estoy aquí” A cargo de Paulina Rubio, y una coreografía impecable, Diana cautivó y conquistó al público. Fue en este punto cuando comenzó a desarrollarse su camino como actriz.
La oportunidad de participar en una serie juvenil en RCTV marcó la vida anterior y posterior de Diana. Gracias a su talento como cantante y bailarina, se abrió la puerta a la actuación y surgió en ella una pasión irresistible. “En la actuación tienes la oportunidad de interpretar papeles como bailar, cantar y más. Eso es lo que más me gusta”.Expresó emocionado.
Reinvéntate en suelo extranjero
A pesar de lograr el éxito en su tierra natal, Diana decidió dejar su carrera en Venezuela y mudarse a un nuevo país.
“Estaba en el mejor momento de mi carrera artística en Venezuela, donde ya era reconocido y tenía la oportunidad de estar en el teatro, la televisión y el cine, y me decidí en gran parte porque sentía que había un techo en cuanto a oportunidades. ., que iba a estar limitado y sobre todo, por las circunstancias del país”.
añadió con determinación “No quería depender de mi familia todo el tiempo y sentía que emigrando, aunque tuviera que trabajar y esforzarme mucho, sería más fácil desarrollarme así en mi país”.
Tras pisar suelo americano, Diana descubrió una realidad que la sorprendió gratamente: la ausencia de barreras sociales como las que ella vivía en su país y en Latinoamérica en general. En los Estados Unidos, todos, desde limpiadores hasta profesionales, tienen la capacidad de vivir una vida justa y acceder a las comodidades y necesidades básicas. Este cambio de perspectiva fue un desafío, pero una lección invaluable para Diana, quien aprendió a valorar la igualdad entre las personas.
“En este país, la persona que limpia, el mesero que te atiende en un restaurante, la persona que lava el auto, el abogado, el dentista, la persona que te atiende en McDonald’s, todos pueden tener acceso a un nivel de vida justo. . con comodidad y necesidades básicas como alimento, vestido y vivienda”.
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También dijo que “Fue fuerte al principio, porque tuvo que cambiar el chip venezolano. Nunca me planteé trabajar de camarera y mi primer trabajo en este país fue en un restaurante de comida en Venezuela haciendo pepitos.. Recuerdo que me sorprendí al principio cuando me reconocieron y me dijeron: ‘Oye, eres actriz’.. Debo admitir que desinfló mucho mi ego, pero fue un gran ejercicio de aprendizaje”..
Además de superar los desafíos culturales, Diana se vio separada de su familia y tuvo que aprender a valerse por sí misma en un nuevo país. Tareas cotidianas como repostar, arrancar el coche o pagar las facturas se convirtieron en retos que debía afrontar con determinación. Esta nueva habilidad, aunque personal, fue parte de su proceso de crecimiento y fortaleza.
El arte como herramienta para el éxito
La semilla de la idea de su empresa de fiestas infantiles se plantó en Venezuela, donde Diana interpretó personajes en una conocida empresa de espectáculos. Al mismo tiempo, tuvo la oportunidad de trabajar en una empresa de fiestas y en el mundo mágico de Disney. Siendo los personajes de Disney una de sus mayores pasiones, este joven artista vio la oportunidad perfecta para combinar su amor por el espectáculo y su especialidad en el trabajo con niños en la animación infantil.
“La mayoría de los proyectos que hice en Venezuela estaban enfocados en series juveniles e infantiles, entonces sentí que era una combinación de todas esas cosas que me representan hoy.. Si bien soy un súper artista, siempre he sido muy empresarial, lo cual lo heredé de mi padre, por eso, agregó: ‘Quiero actuar, quiero vivir del arte, pero también quiero. Tener un negocio, que me da estabilidad’. Bueno, parece una buena oportunidad para iniciar un negocio en este país”..
La acogida a su iniciativa fue excepcional, sobre todo en una ciudad latina como Miami. La comunidad hispana, llena de alegría y celebración, aceptó con entusiasmo la propuesta de Diana. Aunque dominar el inglés fue un desafío al principio, lo superó para brindar una experiencia única a los más pequeños de su fiesta. “Creo que los latinos llevamos la fiesta en la sangre”.El montó.
¿Cómo ocurrió? fiesta carolyn, quien además cuenta con su pareja y madre Rosa Monroy, quien lo ha apoyado desde el inicio de este apasionante camino. Juntos trabajaron sin descanso y estuvieron a punto de abrir un salón de fiestas, Caroline’s Little House, un gran paso para consolidar su negocio.
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Su prima Karina Gómez también es parte de este sueño. En Caroline Party, ven a sus empleados no solo como empleados, sino como parte de su familia, y se esfuerzan por mantener relaciones sólidas y duraderas.
Diana dejó en claro que su enfoque es crear una experiencia mágica para los más pequeños. Él y su equipo aportan un toque de diversión y felicidad a través de sus espectáculos. Como él mismo explicó, “Cada fiesta es especial, cada niño tiene magia”. Para la artista venezolana, no importa si los anfitriones son celebridades o gente común, los niños que asisten hacen que una fiesta sea especial.
Pero, ¿fue acertada la decisión de emigrar a Estados Unidos? Con perfecta convicción, Diana señaló: “Fue absolutamente la decisión correcta. Estoy muy, muy feliz de estar en este país, y estoy muy agradecido porque no solo crecí profesional y económicamente aquí, sino que también crié a mi familia aquí.“.
Su voz se llena de emoción al hablar de su esposo e hijos, uno de los cuales está por nacer, fruto de su nueva vida en suelo americano. Con cada palabra, expresa gratitud y amor por el camino elegido.
El poder de la experiencia
La experiencia como actriz no fue en vano, ya que se convirtió en un pilar fundamental para ejercer su nuevo rol como líder empresarial. Diana destacó cómo la actuación le dio herramientas valiosas, como la capacidad de improvisar y resolver situaciones de forma creativa y segura.
“La actuación en general es una herramienta que te da la posibilidad de resolver de diferentes maneras. Te da mucha seguridad”.
Sin embargo, Diana señaló que el proceso inicial de ingresar al mercado y obtener reconocimiento para su empresa fue un desafío. Dominar el idioma inglés fue un desafío, pero con persistencia y horas de trabajo dedicadas a dar a conocer su empresa, hoy Caroline es ampliamente reconocida en la industria de las fiestas.
“Lo más desafiante ahora es que las personas que se capacitan y pasan por nuestra empresa entiendan y puedan ser parte de la filosofía de que somos una familia, somos amigos, porque cada vez que vienen caras nuevas, son personas nuevas y aunque alguien tiene que controlar cada uno quiere, porque se complica un poco (…) Lo importante es ser muy constante, muy decidido y ver cuál es el siguiente paso para crecer”..
Para Diana, el amor por la actuación sigue intacto: “Sinceramente, soy actriz y voy a ser actriz”. Sin embargo, su prioridad actual es con su familia, especialmente con sus hijos. Debido a esto, decidió no dar su tiempo ni su arte, buscando oportunidades que le dieran no solo felicidad, sino también recompensas económicas acordes con su valía.
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Para el resto de 2023, Diana tiene dos grandes planes. El primer y más místico nacimiento de su bebé Noah se esperaba con ansias el 20 de julio. Junto con estas bendiciones, ella está enfocada en completar su proyecto Caroline Little House. La pasión que la caracteriza, la joven caraqueña imagina que ese sueño y su maternidad darán a luz casi simultáneamente y así marcar un hito en su vida.
Coraje y determinación
En cuanto a sus proyecciones futuras, Diana ganó una nueva perspectiva con el tiempo: vivir el presente. “Hoy pasé por muchas cosas que me hicieron vivir más el presente, aquí y ahora”. Con una mentalidad de disfrutar los logros y concentrarse en perseguir sus proyectos y sueños, Diana encuentra su mayor satisfacción en el crecimiento personal e inspirar a los demás. Deja atrás la planificación excesiva y convéncete de que el futuro puede cambiar inesperadamente.
Entre recuerdos y añoranzas, Diana admite que lo que más extraña de Venezuela es un pasado que ya no existe. Recordó con nostalgia los últimos años de su vida en Caracas, su vida social, las clases de actuación y los momentos que compartió con su familia en el icónico cerro El Ávila. Aun así, se da cuenta de que regresar a su tierra natal no es una realidad segura en este momento, pero su anhelo continúa: quiere que sus hijos puedan ver el lugar donde creció, estudió y se formó, para que su legado y raíces Entrégaselo.
La historia de Diana Marcoccia es un testimonio inspirador de coraje y determinación. Desde su salida de Venezuela hasta su exitosa incursión en América del Norte, sabe adaptarse al cambio y convertirlo en oportunidad. Su energía contagiosa y su pasión incansable nos recuerdan que los sueños pueden transformarse y florecer en nuevos escenarios.