Carlos César Meneses (Venezuela Informa).- un reconocido Librerías en Caracas EsteCon una trayectoria de varias décadas, cerró el pasado mes de abril, tras varios meses de cierre y descuentos de hasta el 50%, una tienda que se suma a las más de 60 que seguro han lanzado clave en la última década, cerrando el sector con una caída del 80%. del libro quiero hacer
“Agradecidos por el apoyo todos estos años y por su incondicional compañía hasta el último día”, expresaron en su cuenta de Instagram los dueños de la librería, la estantería virtual donde ahora exhiben títulos a la venta e interactúan con los compradores.
Mientras tanto, la tienda está en proceso de demolición, con cajas llenas de libros y equipos como muebles, computadoras y televisores en la esquina, según se puede ver desde el exterior.
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Esta es una imagen de un sector que se ha contraído en un 80% desde 2013 debido a la crisis, ha tenido que diversificarse y ha visto poco crecimiento económico en 2022, dijo. Efe Julio Mazparote, Presidente de la Cámara del Libro de Venezuela (Cavelibro).
Esto, prosiguió, privó al país de “noticias mundiales, titulares nuevos que lamentablemente no llegan a Venezuela”, no a través de personas que tienen el poder de importarlos.
El sector librero, una década dramática
Mazparrote ha explicado que la reducción de cerca del 80% del producto interior bruto (PIB) entre 2014 y 2021, según estimaciones independientes, “también se ha representado en el sector del libro”, que anteriormente había vivido un “período de bonanza”, durante el cual “un Se realizaron gran número de ferias y se mejoró el uso.
Pero, “desde 2013”, la falta de recursos para importar libros terminados y materias primas para la producción local de obra, la pérdida de poder adquisitivo, la piratería y la inmigración han afectado al sector, que ha caído en picado en 2020. COVID-19.
“Con el colapso de la economía, todos los distribuidores o importadores de libros cerraron gradualmente (…) las librerías también se vieron afectadas porque los consumidores dejaron de comprar libros a medida que disminuía la asequibilidad”, dijo.
En los últimos 10 años, Cavelibro ha perdido el 81,8% de sus afiliados, entre librerías, editoriales y distribuidoras, de 110 en 2013 a 20 en este momento.
La inmigración, además de significar la salida de “muchos consumidores”, deja en el país “gran cantidad de libros” de “bibliotecas privadas” que alimentan “un mercado secundario”, donde se venden “a precios muy bajos”.
Luego, cuando “el mercado estaba muy delicado, vino la epidemia”, que “hundió todo el sistema”, y la mayoría de las librerías restantes tuvieron que vender otros productos como útiles escolares y juguetes.
La impresora está caída
Mazparot, vicepresidente de la Cámara Venezolana de Editores, que agrupa a las editoriales privadas del 90 % de los libros de texto escolar, aseguró que las imprentas “han sido reducidas inicialmente al 20 % de su capacidad”, las cuales, de estar en pleno funcionamiento, sólo cubrir “todas las necesidades de Venezuela”, no sólo se puede exportar.
A fines de la década de 1990 y principios de la de 2000, Venezuela era el “exportador de libros” como país receptor, entre otros, Perú, Colombia, Ecuador, Puerto Rico y República Dominicana.
Un golpe al sector fue una “política de Estado” que, explicó, no permitía que las editoriales privadas utilizaran libros en los centros educativos públicos, sino de la colección escolar pública bicentenario, que “ya tiene más de cinco años” que imprime No».
Para “renacer”, Mazparot considera fundamental que las empresas privadas puedan ser proveedoras, una vez más, de las escuelas públicas y las bibliotecas públicas, lo que “permitirá dinamizar el sector”, no solo de empleo sino también de “cultura”. “.
Además, debe haber “señales claras” de una “economía sana y en crecimiento”, para que “las transnacionales puedan volver a casa”, así como reducir las “posibilidades de financiamiento” y la “volatilidad financiera”.
su presidente Cavellibro También ve importante que se discuta en la Asamblea Nacional (AN, Parlamento), con abrumadora mayoría oficialista, una reforma a la Ley del Libro, que data de 1997, para incluir aspectos como la regulación digital y fortalecer la asunto. Propiedad intelectual.