El influyente fiscal general de Texas, Ken Paxton, una espina clavada en el costado del presidente Joe Biden, corre el riesgo de ser destituido por cargos de corrupción por parte de la legislatura estatal, que someterá su caso a la primera votación este sábado 27 de mayo.
Una comisión investigadora del Congreso, compuesta incluso por sus correligionarios republicanos, admitió por unanimidad el pasado jueves veinte cargos contra el fiscal general -la fiscal general de Texas- por corrupción, malversación de fondos públicos, declaraciones falsas y hasta obstrucción a la justicia.
Los cargos contra Paxton, cuyo escaño está abierto a elecciones, se relacionan con presionar a su personal para que apoye a sus amigos y donantes de campaña en sus problemas legales. A cambio, el hombre le dio trabajo a la amante de un funcionario republicano y financió su casa, detalla la denuncia.
El texto se presentará en la Cámara de Representantes de Texas el sábado. Si se aprueba por mayoría simple, Paxton será enviado al Senado estatal para ser juzgado. Entonces necesitaría que dos tercios de los senadores, incluida su esposa, accedieran a despedirlo.
El ultraconservador de 60 años, cercano al expresidente Donald Trump, tiene entre sus críticos a algunos miembros de su propio partido, y el resultado de la encuesta es incierto. Elegido en 2014 para dirigir el poder judicial de Texas, fue objeto de una acusación de fraude financiero, que sigue pendiente. Esto no impidió que fuera reelegido en 2018 y luego en 2022.
Desde su cargo presentó medio centenar de denuncias contra la gestión de Joe Biden, cuestionando, entre otras cosas, sus políticas migratorias, financieras o medioambientales, recordó este viernes a la prensa.
Paxton denunció un procedimiento “ilegal”, “vergonzoso” e “injusto” y llamó a sus seguidores a manifestarse frente al Congreso de Texas en Austin el sábado durante la votación. “La cámara está lista para hacer algo que Joe Biden ha estado esperando desde que asumió el cargo: sabotear mi trabajo”, agregó.
En 2020, los miembros de su partido expresaron su preocupación por las denuncias de abuso de poder. Tras ser separados de sus cargos, denunciaron que fueron despedidos sin motivo.
A principios de 2023, Paxton llegó a un acuerdo para liquidar sus demandas por 3,3 millones de dólares, cuenta que pidió que asumiera el estado de Texas. Esto justifica la apertura de una investigación parlamentaria sobre el asunto.