Salvo la falacia de un golpe militar o una invasión extranjera o un estallido social, no queda más remedio que prepararnos para buscar el cambio por las vías prácticas de la consulta popular y por la vía constitucional, democrática y electoral.
Alto interés nacional sugiere abandonar el actual gobierno y reemplazarlo por un nuevo gobierno comprometido con los ideales democráticos, el progreso económico y social, y la adecuada administración de los recursos del pueblo venezolano.
Ese cambio político es posible. Además, podemos lograrlo sin lesiones y sin violencia. La constitución nacional ordena que las elecciones presidenciales se celebren en el último año del mandato constitucional (2024).
Salvo la falacia de un golpe militar o una invasión extranjera o un estallido social, no queda más remedio que prepararnos para buscar el cambio por las vías prácticas de la consulta popular y por la vía constitucional, democrática y electoral.
Para garantizar el éxito del cambio se necesita una alta dosis de inteligencia y patriotismo. Inteligencia para entender la magnitud de la crisis que tenemos que resolver y el adversario que tenemos que enfrentar, y el patriotismo para anteponer los intereses de Venezuela y los venezolanos a proyectos partidistas y ambiciones personales.
Todas las encuestas apuntan a tres puntos muy importantes: El primero es que la mayoría decisiva de los venezolanos anhela un cambio político. Segundo, el gobierno está en clara minoría y puede ser derrotado hasta que se cree una alternativa que explique y lidere a la mayoría de los compatriotas y lo tercero que las encuestas muestran que los venezolanos van a querer una propuesta inspirada en la Unión. No en la coalición de venezolanos y partidos. Es tiempo de sindicatos, no de partidos.
Debido al error de veinte años, la dirección política de la oposición sugirió intentar una política diferente. Una política que priorice los intereses del país, no los de los partidos, y que nos presente un compromiso programático encaminado a solucionar los problemas más apremiantes de la realidad actual del país: la reconstrucción de la arquitectura institucional democrática, el respeto al Estado. Derecho y derechos humanos, reactivación de la economía nacional, aseguramiento de servicios públicos modernos y eficientes, erradicación de la corrupción.
Venezuela y los venezolanos queremos unión y progreso. Rescatar la unión de la familia venezolana y promover el progreso económico, social, educativo y cultural de todos los ciudadanos privilegiados de vivir en esta tierra prometida.
Seguiremos hablando.